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Si eres follower de este sitio conocerás mi interés por el horario flexible. En textos como “De ti y de mí depende”, “Baby boomer malagueño” o “Punto pelota”[1] dejé entrever esa expresión. En otras notas, como “La fábrica flexible”[2], reflexionaba sobre la importancia de la tecnología en el planteamiento organizativo de la empresa y, por derivación, en la flexibilidad de los colaboradores en su aportación al proceso productivo. En “Más, mejor y en menos tiempo”[3] me congratulaba de que por fin no se trabajara los viernes por la tarde en el sector de la asesoría y consultoría de mi ámbito territorial de actuación. ¡Ah! Lo que me costó implantar esa idea en la década de los noventa del siglo pasado en los proyectos donde colaboraba (“Secretaría General”, “Parece que fue ayer”[4]…).
Tal vez por mi perfil de alondra (ver “Alondra o búho”[5]), no me importa estar a primera hora de la mañana en cualquier oficina, pero las tardes las necesito más flexibles para conciliar la actividad laboral con la familiar y la íntima o personal. Si bien el horario flexible dependerá de cada sector y, dentro de él, de cada empresa o unidad de producción o servicio, en general existe una media de un cincuenta por ciento de la jornada, donde los colaboradores se encuentran en sus puestos de trabajo y el resto de la jornada es a la carta, es decir, se elige el lugar o lugares de trabajo, ya sea la casa, la playa el campo… así como los distintos tiempos de dedicación. Las ventajas para la logística de transporte, tareas familiares… son latentes. Todo lo anterior te lo cuento porque en esta semana que termina he leído y escuchado en distintos medios sobre flexiworking[6].
Y me he alegrado de que por fin se hable del flexitrabajo. La perspectiva productiva de este enfoque, precisamente hace hincapié en la definición práctica de la flexibilidad, permitiendo a los trabajadores y trabajadoras laborar desde lugares diferentes y en tiempos diferentes, siempre y cuando se mantenga su nivel de consecución de tareas, procesos, objetivos o resultados. Ciertamente, de un tiempo a esta parte, parece que las empresas comienzan a integrar en sus organizaciones tradicionales modelos de trabajo flexibles para incrementar la productividad, lo que a su vez deriva en más rentabilidad. Obviamente, existen riesgos (retribuciones más bajas, seguro que gastos adicionales no contemplados…), pero eso es materia para otro post (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: geralt en pixabay.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. De ti y de mí depende (2011), “Baby boomer malagueño (2011), Punto pelota (2013). Sitios visitados el 16/05/2022.
[2] Velasco Carretero, Manuel. La fábrica flexible. 2009. Sitio visitado el 16/05/2022.
[3] Velasco Carretero, Manuel. Más, mejor y en menos tiempo. 2007. Sitio visitado el 16/05/2022.
[4] Velasco Carretero, Manuel. Secretaría General (2010), “Parece que fue ayer (2006). Sitios visitados el 16/05/2022.
[5] Velasco Carretero, Manuel. Alondra o búho. 2014. Sitio visitado el 16/05/2022.
[6] Cinco Días, LaSexta, Universia... Sitios visitados el 16/05/2022.