martes, 23 de diciembre de 2014

El tiempo pasa

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Lo quiera o no, el tiempo transcurre inexorablemente, sin detenerse. A estas alturas de la historia, coincidirás conmigo en que el tiempo es uno de los tesoros cotidianos que debemos valorar, cuidar y administrar con celo. Si meto la pata en esa administración, afectará a todo lo que me envuelve y acontece, desde las decisiones, hasta los resultados, y no vale proferir luego las frases típicas “no tengo tiempo para nada”, “se me escapa el tiempo”, “me falta tiempo” o el recurrido “el tiempo pasa volando”. Ciertamente, a lo largo del día, hay momentos en los que necesitas más dosis de voluntad para seguir el camino que hay que transitar, decidiendo en lo macro y en lo micro.

No sé si será por el paso del tiempo, la inherente experiencia en el caminar o las dos cosas, pero últimamente pienso que más importante que lo que consigo hacer en el día, es cómo me siento al final de la jornada con el siempre relativo trabajo realizado. Hay ocasos en los que inventario pocas cosas pero me siento muy bien. Otros atardeceres, el repertorio de actividades, objetivos, tareas… es interminable pero, sin embargo, la sensación de no haber utilizado bien el tiempo, es tremenda. Ahora bien, si te digo cómo gestiono mi tiempo, te estaré diciendo cómo soy realmente (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.