En “Alguien lo hará por ti
”[1], además de apuntarte la regla número uno de la comercialización: “Si no cuidas a tus clientes, alguien lo hará por ti”, reflexionaba sobre eso de que “el cliente es el rey”. Pero como empezaba a no tenerlo claro, años después volví a la carga con ¿El cliente es el dueño?[2] Anotando que si eso fuera así, habría que exigir a esa figura responsabilidades más allá de las meramente legales y comerciales, es decir, exigencias en línea con lo social-laboral, la excelencia, la ética, el medioambiente... incluso económicas y financieras. Concluí la deliberación meses después en “El cliente está informado”[3] con la frase, cosecha propia, "Mientras más información, más comercialización", en el sentido que ahora hay que aprender a vender sobre la base de la sabiduría, de la cultura del cliente. Hay que darle la información que necesita sobre el producto o servicio contratado y un poco más. Si le racaneas ese conocimiento, parapetándose en descatalogadas ideas comerciales del tipo “mientras menos información, mejor”, vas cuesta abajo y sin frenos.
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Todo esto viene a colación porque hace unos meses leí el artículo de Paul Krugman en El País, “El libre mercado no siempre gana”[4], donde referenciaba el nuevo libro de Steven Levitt[5] y Stephen Dubner “Think Like a Freak”[6] que traducido es algo así como “piensa en clave friki”. Así que me propuse hojearlo, aunque fuera con mi inglés de los Montes de Málaga. Anoche terminé de echarle un vistazo. Dicen estos economistas que a veces hay que pensar como un friki para posibilitar la generación de soluciones impares que verdaderamente impriman una diferencia competitiva, ya que nuestros clientes demandan nuevos productos o servicios armonizados con la economía, la sociedad y los requerimientos y necesidades medioambientales, que aporten verdadero valor añadido a sus organizaciones, mercados y economías de escala. Recordemos que para Levitt y Dubner la particularidad del freakanomics era que las teorías económicas sí se pueden utilizar para resolver los problemas sociales. La cuestión radica en que los economistas pretendemos una y otra vez que los datos se expresen por sí mismos en vez de introducirlos en la coctelera junto a elementos filosóficos, medioambientales, sociológicos, éticos y morales que, con el adecuado movimiento de muñeca, análisis empático, propicien un cóctel de soluciones con sabor proactivo y aroma asertivo. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Alguien lo hará por ti. 2005. Sitio visitado el 11/10/2014.
[2] Velasco Carretero, Manuel. ¿El cliente es el dueño? 2010. Sitio visitado el 11/10/2014.
[3] Velasco Carretero, Manuel. El cliente está informado. 2010. Sitio visitado el 11/10/2014.
[4] Krugman, Paul. El libre mercado no siempre gana. EL País. 2014. SItio visitado el 11/10/2014.
[5] Autor de Superfreakonomics y coautor de Freaknomics = friki + economía.
[6] Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner. Think Like a Freak.
Editorial William Morrow.