No sé si habrá presupuesto para ampliar la matrícula en el siguiente cuatrimestre, puesto que la crisis afecta a la mayoría de los españoles, pero la vereda recorrida y el dinero invertido hasta el momento han dado sus frutos. El caso es que estaba preocupado por el resultado de los exámenes presenciales de las cinco asignaturas de ese periodo lectivo, puesto que en este cuatrimestre no he tenido unos días al final para estudiar a fondo, como antaño. Asimismo, al perfil propio de la edad, donde se razona mejor pero la memoria es distinta, y que llevo bastante mal eso de hacer dos exámenes en un mismo día[2], se unió la complejidad coyuntural de la agenda profesional, junto a un brote de responsabilidad, aderezado todo ello con cierta desazón y reflexión acerca de si merecía la pena todos esos conocimientos, el esfuerzo y el sacrificio. Sin embargo, la familia y amistades, además de ayudarme un montón, me decían que confiara en la carrera de fondo que empecé al inicio. ¡Pero si no me acuerdo de nada! Les gritaba desesperado. Mi meta realista era aprender y luego, si se terciaba, aprobar, si bien, me rondaba el mensaje que el profesor de Derecho Penal I nos trasladó hace unos cuatrimestres: “Poneros la meta del sobresaliente, así, si tenéis un mal día, os quedaréis en el suficiente”.
En fin. Una de las razones fundamentales a la hora de afrontar estos estudios es el acrecentamiento de los conocimientos jurídicos, pero combinar estudio con "trabajo – vida social – vida familiar – vida íntima o personal" no es un huevo que se echa a freír. El portal argentino Trabajando.com elaboró un listado de ventajas y desventajas en el estadio mental y físico "trabajar y estudiar". En las ventajas se encontraban: adquisición de experiencia, conocimientos y un vínculo con la labor profesional; comprender la relación entre el estudio y lo que realmente se necesita para trabajar; ganancia de la disciplina y organización necesaria para trabajar y realizar tareas rutinarias, como los horarios o un superior a quien cumplir y reportar; lograr desarrollar habilidades con el fin de obtener éxito comunitario y personal; trabajar la mente, convirtiendo a la persona en un ser pensante y competente; adquirir independencia económica; muchas personas comenzaron como pasantes o trabajadores part-time y terminaron con un contrato dentro de la empresa.
En cuanto a las desventajas: si no se logra un buen equilibrio, alguna de las dos tareas se verá afectada negativamente; los estudios pueden comenzar a demorar en su término, apareciendo una inconstancia si no hay una buena organización; algunas empresas se inclinan preferentemente por graduados con buen promedio; el tiempo libre se limita notablemente; se cuenta con muy poco tiempo libre para el disfrute personal, la familia, los amigos e incluso para la convivencia con los compañeros de trabajo. Finalmente, la web de empleo daba los siguientes consejos para combinar exitosamente ambas tareas: tener claro qué se quiere estudiar; hacer la diferencia entre el lugar de trabajo y el sitio de estudio; agendar y crear hábitos de estudio como también de trabajo; ser constante y disciplinado utilizando horarios; buscar el método de estudio o trabajo más conveniente; pedir ayuda tanto a los profesores y compañeros en el ámbito de los estudios, como también a los compañeros y superiores en el ámbito laboral[3]; hay que darse un descanso y premiarse en la medida que las metas se van logrando; conservar la red de contactos siempre.
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[1] Así como a los docentes y tutores de las asignaturas superadas en los cuatrimestres anteriores, que por la extensión de la información obvio nombrar, pero cuyos nombres se encuentran diseminados en el blog.
[2] Y si es fin de semana peor: viernes, sábado y domingo ¡Uf!
[3] El apoyo de la familia también es fundamental.