Fuente de la imagen: entrada al Palacio Ugarte Barrientos Archivo fotográfico Edipsa a disposición en su páguna web |
A pesar que a veces pienso que, en cuestiones empresariales, en ocasiones me visita el ángel de la guarda, esta mañana estoy triste por muchas razones. Ayer recibí un email del contacto Vicente, informándome que en la Junta Universal Extraordinaria de Accionistas de la entidad decana del capital riesgo en Andalucía, M Capital, celebrada el 15 de noviembre de 2013, se adoptó el acuerdo por mayoría de los propietarios de la sociedad (Unicaja, Cajamar, FCC, Acciona, Vallehermoso, Famadesa...) del “cese de la actividad y liquidación”, dentro del proceso concursal en el que se encuentra inmersa desde el 30 de Mayo de 2013. Ante esa situación, se comunicó a los trabajadores de la entidad de capital riesgo su despido, produciéndose en el mismo día el suyo propio, tras 15 años de trabajo en esa sociedad.
Aprovechaba, el hasta ahora director gerente, para trasladarme su satisfacción personal al haber trabajado conmigo durante los años que correspondió, agradeciéndome el apoyo y el cariño que le he demostrado. No hay de qué, Vicente. Como dice el dicho: "Lo cortés no quita lo valiente". Cierto que en la etapa 2007-2010, cuando fui socio de M Capital en Interempleo Andalucía, después "Servicios Empresariales de Consultoría Integrada" (Sercoda, entidad que reordené económica, financiera, operativa y comercialmente y puse en valor), tuvimos muchísimos momentos de discrepancias empresariales en el comité de dirección, que desembocaron en el último año en mi desinversión a precio de saldo (ver post "Nueva etapa"), dimisión como Consejero Delegado y separación del proyecto, por el sencillo motivo de distintos y radicalmente opuestos enfoques de estrategia empresarial, pero en puntuales momentos percibí de ti cierta empatía y amplitud de miras, sensibilidad que eché de menos en tus inmediatos superiores. Supongo que "de aquellos polvos, estos lodos" de cierre y liquidación, pero créeme que, a pesar que en esos traumáticos momentos directivos me sentí denostado y vilipendiado, hoy ni tan siquiera mi lado oscuro se siente reconfortado.
En los años que han transcurrido desde que me despedí, seguro te ha tocado una dura papeleta y previsiblemente muchos de los que te daban palmaditas en el hombro o considerabas tus amigos y “compañeros”, han desaparecido del mapa. Desde este sitio mis respetos, ánimo y el deseo que, en esa necesaria transmutación interior que debes experimentar, surja el verdadero ejecutivo que duerme dentro de ti, porque deberías ser pieza emotiva para salir de esta mierda en la que otros (algunos tú conoces) nos han metido. Suerte (Fuente de la imagen: entrada al Palacio Ugarte Barrientos, en el que durante muchos años M Capital tuvo su sede y que es propiedad de Edipsa. Ver post “Subir y bajar escaleras”).