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En el post "No está el mañana en el ayer escrito"[1] te escribía sobre la "gestión por competencias". En estos momentos del alba me pregunto: ¿Qué es mejor: competencia o competitividad o, lo que es lo mismo, ser un profesional competente o ser un profesional competitivo? Por lo que leo
y escucho, si soy poco competente pero, sin embargo, muy competitivo, tengo
más posibilidades de llegar a la cima tradicionalmente entendida como éxito en los negocios.
¡Uf! ¡Qué dilema! Hoy compito por traer caza a casa, pero
percibo que, por mucho que las consultoras en RRHH, universidades, escuelas de negocio y las corrientes de pensamiento empresarial mayoritarias vayan en la línea de competitividad en detrimento de competencia, ese espíritu finalista no es suficiente para el triunfo espiritual que debo tener como meta o fin último de mi vida.
Necesito dosis continua de idoneidad, es decir, talento, que, junto a una meditada y continuamente renovada estrategia efervescente, me permita el predestinado tránsito del camino,
mientras aporto mi granito de arena a la economía y a la sociedad de mi ámbito territorial
de actuación, conformándome cada vez más pequeño por fuera, hasta la
imperceptibilidad, pero, sin buscarlo, más grande por dentro, en lo emocional.
Si puedes, recarga pilas en este fin de semana.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. No está el mañana en el ayer escrito. 2003. Sitio visitado el 02/08/2013.