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Fuente de la imagen: rvs/2012 |
Hoy es fiesta local en Málaga (España). Ayer fue un día
viajero. Por la mañana en Granada. Por la tarde en Cómpeta. Conviviendo con
personas interesantes y probando los productos del lugar. De vuelta al
hogar, reflexionaba sobre la importancia de generar confianza, no sólo en el
ámbito comercial, sino en todos los perímetros que impliquen relación directa o
indirecta con terceras personas. Pero la confianza creo que no surge de la
noche a la mañana, se va conformando en función de mi tránsito en la Vida y las
pequeñas cosas que realizo en cada jornada laboral influyen más de lo que se pueda pensar. Por
ejemplo, si soy un embaucador, bucanero o mentiroso, evidentemente, afectará al
nivel de confianza impresa en mi frente.
También, si aunque haya realizado el trabajo o vendido el
producto, de alguna forma me encuentro a disposición de mi interlocutor, socio,
deudor o conveniado, estoy nutriendo el recipiente de confianza. Igualmente, con
un proactivo servicio postventa, una verificación sin coste a posteriori del proyecto
acabado, una empatía con las situaciones futuras que se le generen al receptor, el trabajo personalizado… Finalmente, la retroalimentación que surge del sondeo sobre si estoy haciendo
bien mi trabajo y cómo puedo mejorar el resultado acordado es una de las guindas de ese pastel emocional (dibujo realizado por un peque cuando tenía ocho añitos).