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Me he levantado desorientado. Sé la razón. Tenía anotado en la agenda realizar hoy la declaración de la renta y me pesa la tarea. Tanto dinero tirado por la borda en mi país, tanto despilfarro, tanta asignación por derecho de pernada o en nombre de vete a saber quién, tanta cara dura… ¿Y se me exige liquidar los impuestos para seguir manteniendo esta mentira?
Sí, porque soy corresponsable de todo el desaguisado, ya sea por mi acción o por mi omisión desde que tengo uso de razón. Como decía la canción “Devuélveme a mi chica”, de Hombres G: “Sufre mamón” (aunque cambiando “devuélveme a mi chica” por) Hacienda espera tu cita” “O te retorcerás entre polvos pica pica”.
Si no fuera por el recuerdo de las formas en plastilina que me ofrecieron ayer para alegrarme, seguiría estando todavía más triste. Te dejo una foto del regalo (Graciasssss). Me pregunto qué asaduras tendrá el cuerpo inspector de la Agencia Tributaria a la hora de inspeccionar al "currito" español de a pie, sea trabajador, empresario o rentista de tres al cuarto, mientras por su mente pasan los dislates tributarios de los de siempre.
En lo político, económico, social y, por supuesto, religioso, hay muchas cosas que no se enfocan aplicando la razón, la lógica, las directrices de los maestros, profetas o dioses, e incluso los básicos criterios de supervivencia en esta selva. El político va a su bola, el religioso va a su iluminación, el inversor va a su interés, mientras se camina a una previsible involución de impredecibles consecuencias. ¿Y tú? Me tomo la libertad de preguntar: ¿Qué camino debemos transitar?