domingo, 3 de junio de 2012

Natural diría

Fuente de la imagen: manfredrichter en pixabay
Hay pocas cosas positivas, si se pueden considerar positivas, que esta crisis que nos ahoga nos aporta. Una de ellas es la que recogí en el postDestrucción creativa[1], escrito en 2008 (hace cuatro años), como consecuencia del vídeo del mismo nombre, colgado en Youtube por esa fecha y que te dejo por si quieres volver a visionar.

La otra es que la escasez de capital y resto de recursos, nos obliga a cambiar el chip, es decir: vivir de forma campechana, rasa, afable, llana, humilde, natural diría. ¡Ay. Esas costumbres consumistas arraigadas al abrigo del ficticio crecimiento económico de finales del siglo pasado, desde Reagan y Thatcher, hasta la primera década de este siglo!

Como decían nuestras madres: “Nadie da duros a cuatro pesetas”. Será porque la mayoría somos o seremos pobres, que ahora la búsqueda de la buena relación calidad-precio, lo barato (para no andarnos con rodeos), no es sinónimo de tacañería, inopia, insuficiencia o ahogo. Es equivalente a realidad y supervivencia.

Y la parte de la élite que sigue ganando dinero a espuertas, piensa que cuando la economía real o ficticiamente mejore, estructural o coyunturalmente, volveremos a dar rienda suelta a nuestras carteras ajenas de billetes. Pero eso no va a ser así. Tendrán que pasar varias generaciones y que transiten por los mismos caminos de descontrol y liberalidad que la nuestra, para entrar en similar derroche e inconsciencia. 

Difícil, pero no imposible, porque el ser humano es el único animal que tropieza varias veces con la misma piedra. Y si la extinción del humano no ha llegado, ese momento de la Vida será la puntilla que lo condene y certifique su desaparición. Imagen incorporada con posterioridad; fuente: manfredrichter en pixabay.
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[1] Velasco carretero, Manuel. Destrucción creativa. 2008. Sitio visitado el 03/06/2012.