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Aunque no lo parezca, dependiendo de cómo se finaliza la jornada laboral, el descanso y el enfoque para el siguiente día serán de una forma u otra. Cuando padezco una agenda muy ajustada o densa, intento llegar a la ejecución de la última anotación o trabajo, de la mejor manera, es decir, con "saborcillo", para llevarme una buena impresión a casa.
Utilizo algún truco, no para engañarme a mí mismo, sino para salir con buen rollo del trabajo. Por ejemplo, organizo la lista de actividades profesionales para acometer lo más complicado o problemático al principio de la mañana, a lo “primero lo primero”, de Covey. También, antes de picar billete, me viene bien cambiar impresiones con los colaboradores/as sobre aspectos positivos del trabajo, que seguro siempre los hay.
En todo caso, procuro dejar alguna tarea buena, regocijada o distraída para el final de la jornada laboral, aunque sea pequeña o aparentemente insignificante. El regusto con el que termino, sumará a la hora de afrontar el descanso y los temas personales. Si puedes, recarga pilas en este fin de semana (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: ThorstenF en pixabay.