miércoles, 16 de mayo de 2012

Cambiar de rumbo

Fuente: archivo propio
En un comentario al post Lo predice un Nobel[1], pregunta el contacto Caye ¿Qué hacer? A estas horas del alba, se me ocurre decirle que el desenlace, sea el que sea, nos pille en el tajo profesional, personal, laboral, empresarial e institucional, caminando decentemente y con la conciencia tranquila por haber hecho todo lo que estaba en nuestras manos. Por lo demás, no hay solución presuntamente milagrosa, como antaño.

Para colmo, seguimos yendo cuesta abajo, debido a que el llamado “político” no hace nada y cuando lo procura, es demasiado tarde. Intenta apagar fuegos con sustancias inflamables y sin una visión conjunta del incendio. Y para más inri, el político decente, que no dudo que lo habrá en algún sitio, sea ministerio, consejería o ayuntamiento, se centra en la mortificación, severidad y dureza de recortes al pueblo llano, como tabla de salvamento y sin ni siquiera pararse a censurar a los culpables del desaguisado.

Craso error. Crea preocupante malestar en el pueblo, deslegitima al gobernante y es caldo de cultivo de desmedidos no deseados. ¿Quieres un subterfugio? La escapatoria podría considerarse de cajón. Hay que cambiar drásticamente de sentido. ¿Cómo? Inducir el desarrollo sostenible de esta nueva época que nos toca vivir, mediante estrategias coordinadas, no centradas en la austeridad de la masa y la salvaguarda de la élite.

Estrategias sustentadas en distintos impulsos, como pueden ser desde la sintonización de las políticas monetarias y fiscales, higiene y esterilización de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, prácticas medioambientales integradas, contracción brutal de la burocracia vía rentabilización de la tecnología, hasta la liberalización del comercio, pasando, obviamente, porque el político cultive la POLÍTICA con mayúsculas y no el rastrero y obscuro devenir al que nos tiene acostumbrado (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente. archivo propio.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Lo predice un Nobel. 2012. Sitio visitado el 16/05/2012.