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Cuando las destrezas que amparan una intervención intrépida, valiente, osada, en la actividad empresarial, se encuentran en armonía con una sólida ética individual, mercantil o social, el directivo adquiere la potestad para amparar disposiciones, sistemáticas, que conduzcan a su división, departamento o empresa al éxito.
El arrojo, el valor, la osadía y el espíritu en los negocios, realmente son opciones conjeturadas para asumir disposiciones, instruirse y engrandecerse en el camino, al igual que el ciclo vital, la esencia, de una rosa (Fuente de la foto: elaboración propia).