Cuando anoche abrí el contenedor de residuos biológicos, para depositar la bolsa de basura orgánica, observé ropa, cartón, botellas… en cantidades industriales. Al lado, permanecían los recipientes de cartón, plásticos y vidrio. A unos metros el ergonómico receptáculo de Madre Coraje. Ahora que está tan de moda la subida de impuestos, resurrección de otros tributos, reducciones de sueldos… para tapar el agujero financiero que unos pocos han originado con el consentimiento de otros pocos y el beneplácito del resto (el que calla, otorga), pensé que se podría crear un fuerte arancel, tasa o canon, para aquellos individuos que hoy no reciclan.
Por derivación, a las personas que periódicamente nutren con esfuerzo los distintos contenedores de reciclado, se les podía compensar con reducciones de impuestos o similar, por no hablar de descuentos en el uso de los servicios públicos, reconocimientos a su labor, premios, etc. Más rabia me daría si después de todo el esfuerzo que se realiza, tanto en casa como en la entrega o consignación de lo clasificado (me cuesta una ¡hartá! introducir los envases por el pequeño orificio del contenedor), la basura reciclada termine en cualquier macro vertedero genérico.
Aunque realmente no conozca o sea consciente de si lo que hago aporta valor, presiento que debo reciclar antes que tirar la basura sin más. Te dejo el vídeo “Creando conciencia”, subido a Youtube por TRBtwilight, con la música de Robert Miles.