Mientras en España el "índice de miseria" de 2010 (suma de la tasa de paro y la de inflación), es el mayor desde el inicio de la crisis, hace más de tres años, y expresa el fracaso de las políticas económicas (El País: Mezcla empobrecedora), nunca antes tantas personas habían trabajado en Alemania (El País: Alemania logra un récord histórico al superar los 40,3 millones de empleos). Hace diez años, los alemanes conmovían al resto de la Unión Europea con su pausado desarrollo y sus profundos índices de paro.
Hoy, el desempleo es menor y a pesar que ha perdido el primer puesto como exportador mundial, sus habilidades en facturaciones a otros países se conservan enérgicas. Sin embargo, este laurel económico en parte ha sido gentileza del resto de Europa, ya que la mitad de sus exportaciones va al viejo continente. Alemania se ha favorecido del euro más que sus socios. Por otro lado, sus reglamentos son exageradamente resistentes o desconsiderados. En síntesis, estos tambaleos, vicisitudes o desequilibrios a su favor no se van a mantener indefinidamente (imagen de moneda alemana de un euro; fuente:Wikimedia Commons).