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Por otro lado, hay una norma contable que dice que los ejercicios económicos deben configurarse para que puedan ser comparados con los periodos anteriores. Esta regla me gusta aplicarla, también, al contenido de las memorias institucionales de los grupos empresariales, de forma que no solo el accionista, sino, también, los empleados, la administración pública, las entidades financieras, los clientes, los proveedores y la sociedad del ámbito territorial de actuación de la empresa, dispongan una película clara de la evolución de ese proyecto a lo largo del tiempo.
Si la información no es comparable, algo falla. Cuando se empieza a cambiar el criterio de presentación de la información, éste debe ser explicado suficientemente, no con argumentos del tipo “es que somos socialmente responsables con el medio ambiente y hemos reducido la impresión en papel”, porque caso contrario, los datos cocinados en el documento huelen a podredumbre, no precisamente noble. ¡Oído cocina! Ayer hojeaba la memoria anual de un grupo empresarial. Busqué el resultado de sus participadas pero no lo encontré.
A la vista de la configuración del índice y comparando su contenido con la memoria del ejercicio anterior, reflexioné sobre el papel de los consejos de administración en esta crisis económica, financiera y social que nos acucia y, en especial, la poca atención que la normativa legal e interna de estas instituciones presta a la responsabilidad de los directivos en la gestión de la entidad, así como en el suministro de información a sus juntas directivas y a la propia sociedad (dibujos de imagenes-gratis.net). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: rickbella en pixabay.