Fuente de la imagen: Erika Wittilieb en pixabay |
Venía de ejercer un puesto de responsabilidad en una institución y por razones que no me corresponde trasladarte, se incorporó de directivo en una organización privada. No habían pasado los cien preceptivos días, cuando, parece ser por circunstancias de producción, le asignaron otro puesto de responsabilidad. Estaba un tanto desorientada con la excesiva amabilidad del consejero y del directivo de turno, con las nuevas responsabilidades asignadas y, sobre todo, la película que le habían contado no se acercaba a la realidad que estaba percibiendo. Sacrifiqué unas horas de las tan necesitadas “vacaciones” para atenderla, con el objetivo profesional de tratarla un poco más, debido a que nos conocimos en circunstancias excepcionales, e invertir en las posibles relaciones futuras. El agobiante calor de estos días en Málaga no ayudó, ya que la cafetería elegida por ella había sufrido un sobrecalentamiento del aire acondicionado y tuvieron que activar ventiladores por doquier.
Después de oírla y percibiendo que necesitaba escucharme, le hablé del arma de doble filo que puede ser el espacio de tiempo conocido como “los cien días de cortesía”, tanto para el ejecutivo como para la empresa, puesto que las decisiones que tomamos se encuentran menos expuestas a la crítica. En síntesis, se vive una luna de miel en la que no se miden los resultados a corto plazo. En cuanto a la película y la realidad, es tolerable cierta magnificación de los hechos (historia, presente y futuro de la organización), por lo que debía ser objetiva y clasificar "lo bien vestido" de "la mentira, manipulación o fraude". Si le han contado algo que no es, picar billete lo antes posible. No es la primera vez ni será la última que se ha puesto al frente de un desastre a un cabeza de turco. Es importante saber el porqué los anteriores directivos han dejado esos cargos y si es de primera mano, mejor.
Le trasladé algunas estrategias que se utilizan en este mundillo del management cuando nos incorporamos a un puesto directivo: “Lo primero que tienes que hacer es no hacer nada”, “Si empezamos imponiendo nuestras reglas no nos ganamos al personal”; “Escuchar, sobre todo a los mandos intermedios, proveedores, clientes y a radio macuto”; “Sólo establecer unas líneas generales de actuación”, etc. Si eres un sufridor lector de este blog, habrás detectado que no comulgo con la mayoría de esas líneas de acción y así se lo comenté. Pienso que si te contratan para algo de lo que se supone eres un especialista, tienes que ejecutar desde el primer momento, como Mou en el Real Madrid o Guardiola en el Barcelona.
Por supuesto que aprenderás, pero será uno de los efectos colaterales de tu acción profesional, porque no llegas de becario o de aprendiz. Exceptuando lo de “escuchar”, el resto de las técnicas me suenan más bien a cobardía que a otra cosa. Nos dimos cuenta de que estábamos empapados de sudor. El camarero se acercó para invitarnos a otra cerveza, pero declinamos la oferta. Le deseé la mejor de las suertes y quedamos en vernos más a menudo. De camino al hogar, sentí que había merecido la pena asistir a la cita. De verdad que le deseo lo mejor. Que disfrutes de una proactiva semana laboral (dibujo de imagenes-gratis.net). Imagen incorporada posteriormente; fuente: Erika Wittilieb en pixabay.