En el post Hidratos de gas, apuntaba que la sombra de las petroleras puede ser muy alargada. Ayer decía el Secretario de Estado de Medio Ambiente (España), que el petróleo sí encarece los alimentos, ya que desde la siembra, la recolección y el transporte está muy ligado al precio de los alimentos, pero nadie dice que la subida del crudo mata de hambre, sino que se achaca a los biocombustibles, que suponen un porcentaje muy pequeño (leído en El País).
Puede que no le falte razón. España se ha unido a Brasil y a EE UU en la lucha a favor de los biocarburantes. Frente a las acusaciones a la gasolina fabricada a partir de maíz o azúcar, de encarecer los alimentos - proclama apropiada por las ONG, la Agencia Europea de Medio Ambiente, el FMI y el Parlamento Europeo-, España mantiene que no son la causa principal del hambre y sostiene que todo responde a una campaña de las petroleras, que ven amenazado su negocio.
¿Por qué no se investiga más en soluciones alternativas en todos los frentes, como el que se apunta en el post La Nueva Red energética? Por ejemplo, hace unos días, se decía en BusinessWek, I Have Just One Word for You: Bioplastics, que el hostigamiento de la basura inalterable y los altos precios del petróleo, están acelerando los intereses institucionales en plásticos producidos a partir de plantas, los llamados bioplásticos. Los sólidos utilizados para la producción de bioplásticos disminuyen la dependencia en combustibles fósiles y, de esta forma, las empresas y los consumidores podrían economizar bastante.
Además, mientras los plásticos deben ser incinerados o convertidos en abono a altas temperaturas, el bioplástico se descompone al ubicarlo en abono, basura o lanzado al mar. Sin embargo, curiosamente, las acciones de una de las empresas que trabaja en estos temas, Metabolix, siguen sin ser respetadas en la bolsa de Nueva York, si bien sus socios y patrocinadores expresan que no están preocupados. En fin, podríamos seguir, pero es suficiente por hoy. Que tengas un buen día (imagen del MEC).