Este fin de semana en Andalucía, hemos “disfrutado” o “soportado” (según el sentimiento de cada uno) de lo lindo a los líderes (y sus séquitos proporcionados) de los principales partidos políticos españoles: Rajoy en Málaga y Zapatero en Granada. ¿Quién da más? ¡Ya están aquí los políticos con sus caras risueñas y sus palmaditas en nuestras espaldas! A un mes de las elecciones, dos encuestas independientes, publicadas por ABC y El País, dan un empate técnico, pero con la balanza a favor del PSOE, frente al PP, que va cerca de cuatro puntos por detrás. Para desconectar de tanta “política”, me leí en el parque la entrevista que el Grupo Vocento realizó a José María Fidalgo, publicada en una de sus cabeceras provinciales: “La política reacciona tarde ante la crisis y cuando lo hace le faltan ganas”.“Las subastas fiscales van en contra de un sistema ético” (pág. 51 de SUR de 3/2/08).
Piensa Fidalgo que si no se cambia la orientación del gasto, no ve la necesidad de una reforma laboral. ¡Ay! ¡Ay!, ¡En época de crisis, se acentúan las revisiones! ¡Ya están aquí las Reformas Estructurales! Precisamente, hace casi un año, leía en The Economist el artículo The art of the posible (El arte de lo posible), acerca del tercer informe anual de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), el cual se ocupaba de las “reformas estructurales”, llegando a un epílogo deprimente o desconcertante: las reformas suelen esperar el puñal de la crisis, para aplicarse y quedarse definitivamente entre nosotros. Ir al encuentro de una calamidad es una expatría forma de intentar promover, de nuevo, la prosperidad.
Lógicamente, en tiempos de decadencia es inevitable hacer las transformaciones, pero ¿sería posible administrar las reformas durante “entreactos” menos dolorosos y más preventivos? Se ve que eso de “solución preventiva” sólo se usa en marcos bélicos, casi exclusivamente, que publicitan los mandamases como “guerras preventivas”. ¡Ya están aquí los primeros rayos de sol de este lunes de febrero! Los recibo a solas y en silencio. Dejaré que calienten mi cuerpo, que de mi corazón no se exilie la esperanza y que la luz del alba vivifique mi espíritu. Que tengas una proactiva jornada.