jueves, 14 de agosto de 2025

Deriva de la UE: Entre Realpolitik y Olvido de Principios

Fuente de la imagen: El rumbo en la Vida (M. Velasco, 2013)
Últimamente, observar a la Unión Europea (UE) es como asistir a una obra de teatro donde el guion parece haberse extraviado y los actores, antaño protagonistas de una visión compartida, improvisan borrachos con una partitura arrugada y desafinada. Hay una sensación palpable de deriva, una erosión silenciosa de los loables cimientos sobre los que se construyó ese ambicioso proyecto (M. Velasco, 2015)[1]. Si miramos hacia Gaza (M. Velasco, 2025)[2], con la espeluznante realidad de lo que muchos, con argumentos y evidencias que duelen, califican de genocidio, la respuesta de la UE ha sido, en el mejor de los casos, tibia, ambigua y, a menudo, un mero balbuceo. ¿Dónde quedó aquella voz unida, la defensora de los derechos humanos y los valores universales? (M. Velasco, 2024)[3]. Parece que la mirada se desvía, los principios se supeditan a intereses más calculados y la humanidad, esa que deberíamos abanderar, se diluye en un silencio que resuena con la vergüenza, en una deriva política que inquieta, una muestra de una debilidad o de una priorización que contrasta brutalmente con su propia retórica fundacional. Esta misma sensación de extravío se percibe también en el ámbito económico (M. Velasco, 2025)[4], costando digerir un acuerdo comercial con una administración como la de Donald Trump, percibido por algunos expertos como asimétrico y mercantilista (M. Velasco, 2025)[5]. ¿Qué estrategia subyace a la firma de pactos que parecen beneficiar más a terceros que a los propios miembros de la Unión?

Es como si la pragmática económica, en lugar de ser una herramienta para el fortalecimiento, se convirtiera en un ejercicio de contorsionismo que nos deja en una posición de vulnerabilidad. La UE, que en su día fue un referente de integración y de un comercio justo y multilateral, parece ahora aferrarse a viejas alianzas con una obstinación que le impide ver el dinamismo de otros horizontes. Mientras, el tablero global se redibuja con nuevas potencias económicas y alianzas emergentes, Europa, a veces, da la impresión de mirar con nostalgia un pasado que ya no existe, perdiendo oportunidades de diversificar sus riesgos y sus socios. Y en esta doble corriente, lo más preocupante es la deriva humana. Si la UE nació como un faro de paz, de solidaridad, de respeto por la dignidad de cada persona tras las devastaciones del siglo XX, ¿Cómo se justifica esta aparente ceguera ante el sufrimiento humano a gran escala? La desconexión entre los grandes ideales proclamados en sus tratados y la cruda realidad de su acción (o inacción) en crisis humanitarias tan flagrantes, deja una cicatriz profunda en su credibilidad, eco amargo para quienes creímos en esa Europa de los valores, una Europa que hoy parece priorizar los balances comerciales y las conveniencias políticas por encima de la vida, la justicia y la compasión. La pregunta que queda en el aire es si, en esta compleja navegación, la UE está perdiendo su rumbo estratégico y, algo mucho más fundamental, su propia alma.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2015). Declaración Schuman. Sitio visitado el 14/8/2025.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2025). Eco Silencioso de Gaza. Humanidad en Entredicho. Sitio Educación, Formación y Empleo. Visitado el 14/8/2025.
[3] Velasco-Carretero, Manuel (2024). ¿Dónde quedó la visión europeísta schumaniana? Sitio visitado el 14/8/2025.
[4] Velasco-Carretero, Manuel (2025). ¿Mirando al Pasado Comercial en un Futuro Global? Sitio Gestión Empresarial. Visitado el 14/8/2025.
[5] Velasco-Carretero, Manuel (2025).  ¿Economía trumpista = economía mercantilista?. Sitio visitado el 14/8/2025.