sábado, 6 de octubre de 2007

La llama de Carlos

Más bien soy mañanero y poco nocturno. Cuando se acerca la tarde-noche, mi cuerpo empieza a desconectar y sobre las diez, caigo roque. Por alguna razón que no recuerdo ahora, en el año 1991, con la primera guerra del Golfo, tomé la costumbre de escuchar un poco la radio por la noche. Hora 25. Me parece que estaba al frente del programa Campo Vidal, pero luego lo sustituyó una voz que me encandiló aún más. Un tal Carlos Llamas. A mediados de 1993, probablemente porque empezaba a levantarme más temprano, dejé de visitar la radio en esa franja horaria, pero recordaré siempre al locutor. 

Por los medios de comunicación sabía de su enfermedad y casualidades de la vida propiciaron que lo escuchara en el primer programa de su reincorporación, en mayo de este año. Su voz y, sobre todo, su sensibilidad y su compromiso, me hacía percibir cada noche su afecto y me sentía un oyente privilegiado. Carlos, ayer me enteré que te has ido. Procuraré que la llama que encendiste en mi corazón, no se apague. "Son las diez, las nueve en Canarias". Fuente de la foto: Wikimedia commons.