lunes, 1 de octubre de 2007

La genialidad y la chorrada

Albert Einstein dibujado por mvc.  Imagen incorporada posteriormente
En el post texto Hablar en público (M. Velasco, 2006)[1], apuntaba lo que mi querido profesor de Químicas, apodado Falconeti, me llegó a decir en clase: “Manolo, me sorprendes, lo mismo dices una genialidad que al segundo rebuznas una chorrada”. Te sueles condicionar en lo negativo de la frase y no con el mensaje en su conjunto. Percibo que en mi caso estaban la mayoría de los compañeros y compañeras del instituto, por no decir todos/as, con una imaginación burbujeante y con muchas ideas que querían salir, pero que la sociedad, con sus límites a la creación, las ahogaba antes de su nacimiento.

Teníamos que confiar en nosotros, superar nuestros miedos, creer y crearnos continuamente, aprendiendo a gestionar los errores, las chorradas, y retroalimentarnos a través de esas sensibles experiencias. Hoy, “la globalización y el aumento de la competencia han llevado a las empresas a buscar la diferencia a golpe de imaginación, una cualidad que no es sólo un don de unos pocos privilegiados”[2]. Hoy[3] la sociedad, que tanto premia la innovación, es la primera en poner límites a la creación. “Para crear hay que volver todo del revés, enfocarlo desde otras perspectivas y asociarlo y cuestionarlo todo”[4].
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2007). Hablar en público. Sitio visitado el 01/10/2007.
[2] Leído en la pág. 8 del suplemento de negocios infoempleo.com, 30/9/07, del grupo Vocento.
[3] También como en mi infancia.
[4] Foto de Albert Einstein, fuente Wikimedia Commons). Fuente de la imagen: Dibujo de Albert Einstein, elaboración propia e incorporado posteriormente en sustitución de la anterior.