Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Me enfadé tanto por ese “desaire” que me volví a vestir y me fui de nuevo a la alameda. Suerte que encontré a mi hermana. Estaba junto a sus amigas en los temas de su edad. No me regañó. Me dio un beso, me compró una manzana acaramelada y la acompañé durante toda la noche[2]. Gracias, hermana. Te quiero. De las atracciones, la que menos me gustaba, o más recelaba, era el tren de los escobazos. El obstinado payaso se ensañaba a crueles estacazos con los pasajeros de la atracción; al menos, así es como lo recuerdo, hasta el punto que algún niño salía llorando. Me teletransporto de nuevo a la época actual y me encuentro a mi familia montada en el respetado tren. “¿Qué hacéis?” grito ahogadamente. Nadie me escuchó o de mi boca no salió ningún sonido. Empezó aquello a dar vueltas y me resigné a ver el sufrimiento de mis seres queridos desde la barrera. ¿Sufrimiento? ¡Qué sufrimiento! ¡Se lo pasaron bomba! Y es que el payaso era un profesional. Me atreví a mirarle a los ojos y descubrí pasión por lo que hacía. Manejaba la escoba magistralmente. Se dejaba quitar su herramienta en más de una ocasión y, al final, inundó de globos a toda la clientela. Juraría que le dedicó un tiempo a cada una de las personas que estaban montadas en los amorosos vagones. ¡Bravo! Finalmente, nos sentamos en la caseta municipal a tomar un tentempié, mientras la orquesta tocaba canciones variopintas y sus cantantes me hacían adentrar en la fantasía de los concursos de la tele[3], pensando que igual algunas de las voces de la noche podían estar, en un futuro, en la cima anhelada por todo artista: su particular tren de los escobazos[4].
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[1] ¿O se dice "feriado"?
[1] Vestido de flamenco/a en Andalucía, España.
[2] Creo que le cambió la suerte, porque al día siguiente estaba como más contenta.
[3] Operación triunfo, factor x, mira quien baila, etc.
[4] Imagen incorporada posteriormente; fuente: mvc archivo propio.