jueves, 21 de septiembre de 2006

Vino y aceite

La semana pasada leí en la prensa local las declaraciones del alcalde de Mollina (Málaga, España), Francisco, acerca de que Hojiblanca negocia entrar en la firma vinícola Tierras de Mollina y pondrá su red comercial al servicio de los caldos que se elaboran en el pueblo, corroboradas por el Director Comercial de Hojiblanca, Esteban, creo que ya puedo contaros, sin ser indiscreto, esos “previos” a los que aludía.

Tuve la oportunidad de colaborar en la reorganización industrial y comercial de la empresa productora de aceite, vino, aceituna de mesa, etc. de Mollina. Este verano unos agricultores de Antequera y de Mollina, que también disponen de viñas, me preguntaron qué me parecía que Hojiblanca comercializara los vinos.

El proyecto de distribución comercial viene planteándose desde hace tiempo: utilizar la red comercial de la cooperativa de aceite para vender los caldos de Mollina. Por cuestiones personales que hoy no vienen al caso, uno de los objetivos que me quedaron pendientes fue solucionar la situación de la comercializadora.

Mi respuesta fue en la línea de la que expresé en febrero de 2003: Es interesante siempre y cuando no sea una huida hacia delante, tanto por parte de Tierras de Mollina como por parte de Hojiblanca y, por supuesto, se valore de forma adecuada el sensible fondo de comercio de la propietaria de las marcas y la productora de los vinos y se construya sobre un plan de viabilidad que abarque todo el proceso, no sólo la comercialización, sino los aspectos económicos y financieros del negocio, puesto que la elaboración y almacenaje es sumamente importante y la rentabilidad del viticultor debe ser el objetivo primero y último.

Evidentemente, si la negociación sale bien, el resto de las bodegas de Málaga que comercializan vinos de Denominación de Origen Málaga y Sierras de Málaga, de los cuales más del 80% de los caldos proceden de Mollina, no van a ver con buenos ojos esta operación y puede que las fuerzas ocultas de siempre extorsionen y manipulen para que no llegue el barco a buen término. Confío que cuando llegue el momento, la presidencia del Consejo Regulador actuará de forma institucional y no se amedrentará ante esas posibles presiones.

Puedo entender que, animado por el ambiente previo a la Feria del Vino, el alcalde haya realizado esas declaraciones, pero coincido con aquellos empresarios viticultores que piensan que el representante del consistorio, una vez más, debería haber sido un poco más prudente y no haber soltado esta noticia en ese momento. Como dijo el poeta Gil-Albert, “Vivir es cometer errores que nunca humanamente se reparan”. Finalmente, les deseo suerte a los viticultores y la sociedad local en ese nuevo proyecto y que podamos seguir brindado con vino de Mollina. Saludos (Formato de texto mejorado posteriormente. Fuente de la imagen página web Tierras de Mollina).