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| Fuente de la imagen: Directiva 2010/75/UE |
El MTD es una fase más eficaz y avanzada de la tecnología que ha demostrado ser práctica para reducir la contaminación. Al establecer los límites máximos de contaminación (los valores límite de emisión), se debe utilizar como referencia lo que estas mejores técnicas pueden lograr. La MTD se refiere a la maquinaria utilizada y a la manera en que la instalación está diseñada, construida y operada. Al definir cuáles son estas MTD, se consideran varios criterios, como la necesidad de usar técnicas que produzcan menos residuos, de emplear sustancias menos peligrosas o de utilizar la energía y el agua de manera eficiente. Solamente en casos excepcionales, si una evaluación demuestra que el costo de aplicar las MTD sería desproporcionadamente más elevado comparado con el beneficio ambiental, se podrían fijar límites de contaminación menos estrictos; sin embargo, esta decisión debe estar justificada y nunca debe implicar una contaminación significativa. Quienes tienen la responsabilidad de explotar estas instalaciones tienen obligaciones que van más allá de la operación diaria. Deben, por ejemplo, prevenir la generación de residuos y utilizar la energía y las materias primas de forma eficiente. En toda esta importante temática, un aspecto necesario es el control del terreno.
Si la actividad industrial implica el uso de sustancias peligrosas, se exige un informe base al inicio, que es una "fotografía" del estado del suelo y las aguas subterráneas. Este informe es esencial porque, al cese definitivo de la actividad, se debe evaluar si se ha contaminado significativamente el suelo o el agua en comparación con ese estado inicial. Si la contaminación es comprobada, la persona titular está obligada a tomar las medidas necesarias para restablecer el emplazamiento a su estado original, asegurando que no queden riesgos cuando la explotación termine. Para garantizar el cumplimiento de todo este sistema, las comunidades autónomas establecen inspecciones ambientales periódicas, incluyendo visitas a las instalaciones. Si se detectan incumplimientos, la ley prevé sanciones graves. Por ejemplo, ejercer la actividad sin el permiso de la AAI o incumplir sus condiciones y causar un daño o deterioro grave para el medio ambiente o la salud de las personas se considera una infracción muy grave. Las sanciones son severas, y las multas por infracciones muy graves pueden ascender hasta los dos millones de euros, e incluso pueden implicar la clausura definitiva de la instalación. Estos mecanismos aseguran que se mantenga un alto nivel de protección ambiental de manera coordinada.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2017). Mecanismos de Protección Ambiental Integrada. Sitio Economía Sostenible. Visitado el 5/11/2025.
[2] Ya sean privadas o públicas.
[3] Como los permisos para residuos o los vertidos de agua.
