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Te cuento lo anterior porque el otro día, mientras escuchaba una crítica sobre el presumible error de un perfil profesional en el ejercicio de sus funciones en su puesto de trabajo, sin darme cuenta y de sopetón va la mente y suelta el dicho refranero “El que no lava platos seguro que jamás romperá un plato”. Y es que la mente, en una centésima de segundo o menos, calló en la cuenta que el susodicho, que presuntamente había tropezado, estaba “haciendo cosas” en un entorno excepcional o sensible y en proceso continuo de toma de decisiones en función de prioridades, conforme a la catalogación incesante de las situaciones en base a cuadrantes como la tabla de Eisenhower (urgente, importante…) y matrices como la de gestión de riesgos (inherentes, tolerables…), no buscando la perfección pero sí la efectividad (esa armonía entre eficacia y eficiencia) y, obviamente, corriendo el riesgo de “romper más de un plato”.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Yo tampoco me callé y ahora me alegro de ello. 2018. Sitio visitado el 02/06/2023.