Fuente de la imagen: tresdetres en pixabay |
La sensación anterior es la que tengo ahora con la visualización de la salida de este túnel pandémico que estamos sufriendo. Le decía a una “mentorizada” que percibo a lo lejos un presunto y anhelado subterfugio, pero me da en la nariz que si llegamos, va a ser similar a ese instante entre tramo y tramo del conducto subterráneo de antaño. También, tengo aprensión a que ese exacerbado crecimiento preconizado por los optimistas sea similar a los “felices años veinte”, precursor del descalabro monumental del final de esa década del siglo XX, advenimiento de la Gran Depresión y caldo de cultivo de extremismos con la Guerra Civil en España y la Segunda Guerra Mundial, como cruel punto y aparte.
Recientemente, se escribía en The Economist, A Riding high: A special report on the future of work[1], donde en relación al mercado laboral, el editorial aboga por un futuro repunte del empleo, movimientos políticos y cambios tecnológicos que podrían propiciar una edad de oro para la mano de obra en los países ricos. Según Callum Willians[2], si bien el mercado del trabajo de todo el mundo ha tenido un año bochornoso, el futuro se pronostica brillante. Insiste el periódico económico en que no hay lugar para el pesimismo[3]. Lo deseo fervientemente, pero sigo teniendo en la cabeza los tramos de los túneles de El Chorro. Fuente de la imagen: tresdetres en pixabay.
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[1] A special report on the future of work. The Economist. 2021. Sitio visitado el 11/04/2021.
[2]“A bright future for the world of work”. The Economist. 2021. Sitio visitado el 11/04/2021.
[3] Pessimism about the labour market is overdone. 2021. Sitio visitado el 11/04/2021.