miércoles, 19 de agosto de 2020

Necesidades formativas de la juventud rural

Fuente de la imagen: mccconnmama en pixabay
En “Acerca de” te confesaba que me incorporé tarde y “de aquella manera” al colegio, debido a que las necesidades familiares generaron que tuviera que ayudar a mi familia en labores agrícolas y ganaderas desde pequeñín, básicamente como pastor y recolector, en la zona de la Cañada Real de la Cueva del Gato (Serranía de Ronda, España). La crisis del petróleo de la década de los setenta a nivel global, la tecnificación del campo a nivel local, junto al padecimiento por situaciones familiares, desembocaron en la quiebra del modelo de actividad agrícola que había dado de comer a mis ancestros. Paradójicamente, esa dura situación económica posibilitó que “el adolescente", mientras trabajaba en la hostelería de Ronda y San Sebastián de pinche, camarero… ” pudiera estudiar y, parafraseando a Baltasar Gracián[1], de aquellos “polvos de la nada” surge el “trabajoso ser de barro” actual con tendencia a intentar superar continuamente sus imperfecciones, si bien, glosando a Carl Sagan, algún "polvo de estrellas" contendré y, en todo caso, aprovechándome de la fórmula litúrgica, “un día al polvo inicial regresaré”. 

Cuando vuelvo al pueblo, además de cruzarme con algún que otro coetáneo, que sigue diciendo ¡Ahí va el niño perdío! (a lo que contesto ¿Sabías que el niño perdío llegó a la universidad?), también observo a otros contemporáneos, hoy “Señores agricultores, ganaderos…”, preguntándome qué hubiera sido de mí si, en vez de emprender el camino que pillé, obligado por las circunstancias, hubiera seguido trabajando la tierra. Escucho a los conocidos que siguen labrando, recolectando… y me cuentan que han realizado tal curso de fitosanitarios, que si han estado en el instituto de la grasa, que si la asociación les ha dado una acción formativa sobre poda… y percibo que son otros tiempos. Cuando el silencio me obliga a hablar, sugiero que aprovechen al máximo las enseñanzas que reciben, que no paren nunca de formarse, de reciclarse y que presiento que el futuro es de economías como la rural, la circular y la sostenible. Recientemente, el Ministerio de Agricultura y Pesca del Gobierno de España (MAP), ha presentado un estudio de necesidades formativas de la juventud rural[2], que ya te avancé en el sitio "Educación, Formación y Empleo", bajo el título "Necesidades formativas en la economía rural".

Según el MAP, el documento pretende ser referencia para el diseño de actuaciones que incentiven la incorporación de jóvenes a la agricultura, en especial en el ámbito del futuro Plan Estratégico nacional para la aplicación en España de la Política Agrícola Común (PAC) para el periodo 2021-2027. Además, se intenta facilitar el impulso de iniciativas, tanto de las administraciones públicas como del sector agroalimentario, dirigidas a garantizar una formación de calidad, accesible y adaptada a las necesidades de los nuevos profesionales agrarios. Realiza un análisis detallado de los contenidos más demandados por la juventud, de acuerdo con las actuales características y tendencias del sector agroalimentario. También, analiza los procesos de incorporación a la actividad agraria en los últimos años y las exigencias del marco normativo actual, además de incorporar las respuestas de casi 300 jóvenes a un formulario específico, informando sobre los sistemas de formación agraria existentes en España y planteando la posibilidad de organizar un programa de estancias en explotaciones agrarias como recurso innovador. 

Para el MAP, la formación constituye una gran oportunidad para los jóvenes, ya que una mayor cualificación de los profesionales del sector contribuye a incrementar la rentabilidad y competitividad de las explotaciones, así como a una mejora de su sostenibilidad. El estudio evidencia que la aplicación de nuevos conocimientos, avances tecnológicos y prácticas mejoradas en las explotaciones precisa de una formación previa, que debe ser permanente para garantizar la adaptación a un sector con retos en constante evolución. Con ese estudio, el MAPA procura ofrecer una herramienta que sea de interés para fomentar el acceso al conocimiento de los agricultores y ganaderos, fundamental para asegurar la competitividad, modernización y sostenibilidad de las explotaciones, en un escenario internacional altamente exigente. Fuente de la información: MAP. Fuente de la imagen: mccconnmama en pixabay. 
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[1] Gracián, Baltasar. El Criticón. 1653-1657. 
[2] Si quieres acceder al documento, clickea AQUÍ, cortesía del MAP. Sitio visitado el 19/08/2020.