lunes, 17 de febrero de 2020

Influencer, influencer...

Fuente de la imagen: DiggityMarketing en pixabay
El domingo compartí en el muro de Facebook un texto aportado por Pepe y que transcribo a continuación: “No te creas tanto por tener a muchos detrás de ti… el mercado se llena cuando la carne es barata”. El amigo aclaraba: “Este post va dirigido a los youtubers/ influencers y demás especímenes de la fanrándula punto net que entienden o concluyen que la cantidad es sinónimo de naturaleza o esencia”. Coincido con Sarria en su reflexión. No obstante no todo es obsceno en el concepto influencer. Hace más de una década estuve hojeando el texto de Robert B. Cialdini, Influence: The Psychology of Persuasion[1], que traducido con mi inglés oriundo de los Montes de Málaga es algo así como “Influencia: psicología de la persuasión”, entendiendo que la influencia se practica desde antaño, cuando nuestros ancestros "platicaban" en torno a una hoguera (y más allá). 

Cialdine intentaba explicarme la psicología de por qué las personas aceptamos ser influenciadas y cómo aplicar estos entendimientos. Trabaja seis principios universales, cómo usarlos para convertirme en un "persuador" experto y cómo defenderme de los nocivos “influencers”. Los seis principios son: reciprocidad, compromiso y consistencia, prueba social, autoridad, gusto y escasez. Apuntaba Robert que estos principios me llevarán a un cambio personal profundo y actuarán como una fuerza impulsora para mi éxito. A ver si es verdad. Termino con una frase del anuncio de la humorista Ana Morgade para su espacio de radio "Yu: no te pierdas nada", de Europa FM: Influencer, influencer... Parte de este texto también se ha editado en el sitio book--post, bajo el título “La psicología de la persuasión”. Fuente de la imagen: DiggityMarketng en pixabay. 
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[1] Influence: The Psychology of Persuasion. Editorial Harper Collins, 2006.