martes, 23 de agosto de 2016

Imperialismo del alma

Fuente de la imagen: pixabay
Allá por 2008, en “Extrapolaciones y comparativas[1], te comentaba el notición inmobiliario por aquellos tiempos[2]: Donald Trump vendía su casa por cien millones de dólares. Mentideros de buena tinta apuntaban que, de un precio inicial de 125 millones de dólares, lo bajó a 100 millones de dólares y, finalmente, la vivienda más cara de EEUU, se vendió por el módico precio de 95 millones de dólares, a un tal Dmitry Rybolovlev, ruso[3]. Comentaban que Trump realizó un negocio redondo, ya que compró la vivienda en el año 2004 por 41 millones de dólares e invirtió en ella 25 millones de dólares[4]. La noticia, junto con otras muchas del mismo estilo, confirmaban que la crisis no llegó ni llegará a la élite de la élite, y se podría pensar que esta casta especial, con sus compras, presuntamente intentan animar continuamente el cotarro. 

Hoy, según se lee, ve y escucha en varios medios de comunicación, parece que en Estados Unidos el partido republicano ha elegido para las presidenciales a un empresario hecho a sí mismo, Donald Trump. No seré yo el que no respete la decisión de un sector de la población norteamericana y de los derechos de todo ciudadano. Líbreme Dios. Pero reconozco que no me gustan los empresarios presuntamente exitosos metidos a políticos. Al menos las experiencias en mi país no son nada halagüeñas. Termino con la expresión atribuida a Honoré de Balzac y que leí en The Economist, Great bad men as bosses[5]: “detrás de cada gran fortuna se encuentra un gran crimen”. Y es que es arduo construir una gran corporación con altas dosis de ética y moralidad desde cero sin lo que Tedlow denominaba “imperialismo del alma” (fuente de la imagen: pixabay).
_______________________
[1] Velasco Carretero, Manuel. Extrapolaciones y comparativas. 2008. Sitio visitado el 23/08/2016.
[2] Leído en la Web de la CNN, Trump mansion sells for $100M.
[3]  Multimillonario y una de las 300 personas más ricas del mundo, según la revista Forbes.
[4] Luego el beneficio fue de 29 millones. No estaba mal.
[5] The Economist. Great bad men as bosse. 2011. Sitio visitado el 23/08/2016.