jueves, 17 de septiembre de 2015

Caca de la vaca

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En ¿Estupidez colectiva? (M. Velasco, 2015)[1] te referenciaba la desafortunada cavilación de Umberto Eco en relación a todas aquellas personas que no tenemos un premio nobel y nos atrevemos a contactar con personas como tú a través de Internet, ya sea esporádica o periódicamente. Nos tildaba Umberto de “legiones de idiotas” y a Internet “elemento peligroso”. Pensaba que el autor de “El nombre de la rosa” estaba solo y que predicaba en el desierto. Sin embargo, desde que te escribí el post he percibido señales en el sentido que hay otros individuos que piensan como él, curiosamente en el ámbito de la, llamemos, “élite cultural”. Así, observamos en foros sospechosas leyendas del tipo “ahora nadie lee, todo el mundo escribe” y otras consignas similares, promovidas, alentadas y trasmitidas por presuntos maestros en oficios relacionados directa o indirectamente con el arte y la cultura. Parece como si les fastidiara que la información, con Internet, circule de otra forma distinta y seres humanos de cualquier casta, clase o estrato puedan acceder a beber de variopintos y múltiples conocimientos, a la vez que insertar en ese inmenso tablón sus creaciones, comentarios u opiniones. 

Sin ir más lejos, ayer, escuchando a una ex-compañera de trabajo, que está realizando su doctorado en una universidad de “reconocido prestigio”, me entristecí un poco más. Resulta que entre sus fuentes bibliográficas utilizadas para la redacción de su tesis, se encuentra la referencia al contenido de dos blogs de orientación técnica. Ni que decir tiene que ha constatado la información de esas fuentes y evaluado la bondad de sus deducciones y aporte original a la materia de estudio. Pues bien, su director ha vetado esas dos referencias alegando que los sitios son "caca de la vaca", sus editores no tienen caché ni curriculum y que el hecho de sentarse todas las mañanas, después del café, a escribir un “diario digital” no legitima para que esos "auto-catalogados escritores" sean nombrados en un trabajo de investigación de tal calibre. Mi curiosidad promovió que entráramos en esas bitácoras, descubriendo que uno de los blogueros es archiconocido en su sector de actividad. El otro, menos distinguido pero con un historial profesional que ya lo quisiera para mí. De los textos objeto de controversia no puedo escribir puesto que no domino sus especializaciones, sólo decir que se encontraban salpicados de referencias bibliográficas a pie de post, links… percibiendo en el conjunto que cada texto y la presentación se lo curran previamente y a conciencia.

¿Comulga la élite universitaria con el veredicto del “Santo Eco”? A la vista de la experiencia de la compañera y del "run run" en las redes sociales virtuales, algún tufillo parece que hay. Sí le comenté que mis profesores de Grado y mi director de Trabajo de Fin de Grado (TFG), no me han puesto ninguna objeción cuando he referenciado en las actividades puntuables algún blog técnico, sólo me han recomendado que verifique las fuentes, por ejemplo, en el caso del uso de la Wikipedia, comprobar el historial de revisiones que, por cierto, hasta el querubín lo tiene en cuenta; lo detecté con motivo de un trabajo que estaba realizando para el colegio sobre la cultura china y me comentó su descubrimiento en el historial de cambios de una frase insultante en la búsqueda de “China”. Como corolario, también visitamos ayer el blog del director de tesis de mi amiga, que no puedo referenciar por discreción y respeto a la fuente, pero que me atrevo a tildar de “caca de la vaca”, o lo que es lo mismo dicho de una forma más elegante: “De todo hay en la viña del Señor”. Obviamente, en la blogosfera, como en la vida misma, el riesgo al error o al engaño existe, al igual que la mentira y la manipulación circula a sus anchas por ciertos medios de comunicación de distinto color político y de carácter público o privado. El quid de la cuestión, sea Internet o un periódico de tirada nacional, se encuentra en la separación del grano de la paja (Fuente de la imagen: pixabay).
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[1] Velasco Carretero, Manuel. ¿Estupidez colectiva? 2015. Sitio visitado el 17/09/2015.