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Entre los límites que derivan de la propia naturaleza del derecho para el ejercicio de los derechos (no es un juego de palabras), cabe señalar determinadas demarcaciones derivadas de principios generales del ordenamiento legal que pueden ser caracterizados como límites éticos, caso de la buena fe, concepto jurídico indeterminado que implica la exigencia de actuar y ejercitar un derecho conforme a lo que socialmente se considera como honesto, adecuado, justo, leal, lógico y correcto. Entiendo que este concepto de buena fe no solamente debe ser tenido en cuenta en lo específico o concreto, ya sea en el ámbito civil (art. 7.1 CC), en el ámbito procesal (art. 247 LEC) o en el administrativo (art. 3 LRJAP-PAC), sino también y primordialmente en el ámbito jurídico supremo (Constitución Española). Por otro lado, la doctrina de los actos propios supone la exigencia de un comportamiento coherente; esto es, si con una determinada conducta dentro de una relación jurídica, política o social, los españolistos trasladan su confianza a la Política, vía elecciones democráticas, para que los políticos actúen de una concreta forma, en función de sus programas electorales, después no se puede actuar de modo arbitrario, contrario e incompatible con las expectativas que previamente habían creado en las proclamas, mítines y programas, pues ello supondría una actuación contraria a la buena fe y escamoteo de la confianza suscitada a la otra parte de la relación.
Entonces, estaríamos en un marco de “mala fe”, cultivado perennemente por la élite, por lo que el españolisto, ahogado, antes de tirarse a la calle en plan revolución francesa, busca desesperadamente el auxilio de otras opciones políticas, ya sean nuevas corrientes conservadoras (¿nuevas derechas?) o nuevas corrientes progresistas (¿nuevas izquierdas?), catalogadas por el establishment, al verse en peligro, como extremismos (ejemplo: "Podemos" extrema izquierda o "Vox" extrema derecha), sin reconocer que, en todo caso, esas conjeturalmente peligrosas o denostadas -según se mire - "opciones políticas", están participando en el marco democrático, cosechando los parabienes políticos derivados del sufrimiento y malestar de un pueblo estrujado y engañado, al tiempo que se entierra el significado del dicho “más vale lo malo conocido”, puesto que lo conocido no es malo, es el diablo en persona, así que se le da la vuelta al refrán, pensando ahora que, mientras no se mienta “más vale lo desconocido aunque en otro caso (no "en el peor de los casos"), supuestamente sea malo”. Si bien, para comprobar si las nuevas opciones políticas nos han mentido, habrá que esperar al desarrollo de los acontecimientos ¡Si será por tiempo y capacidad de sufrimiento! (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Claimaccident en pixabay.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Como prefieras. 2014. Sitio visitado el 14/06/2014.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Por qué no Españolistos y Singulares? 2013. Sitio visitado el 14/06/2014.
[3] Extrínsecos, intrínsecos y temporales.
[4] ¿No estarán también esos poderes abusando de ese derecho, es decir, del atado y bien atado poder que la norma suprema y resto de leyes presuntamente les confiere?