domingo, 16 de marzo de 2014

Ni suelto ni libre

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Tarde llego hoy a la cita. La culpa la tiene la Fórmula I y el Gran Premio de Melbourne (Fernando Alonso empieza igual que en las últimas temporadas). Entrando de lleno en el post, seguro que si le pido al amigo, poeta y economista, Pepe, que me explique el "verso suelto", me diría algo así como aquél que no armoniza dentro de una estructura poética en la que concurre rima entre sus otros semejantes (si no es así, Pepe, perdóname la licencia). El Diccionario de la Academia de la Lengua Española lo define como el que no forma con otro rima perfecta ni imperfecta. Si lees los medios de comunicación españoles, está de moda la metáfora del concepto en la política del país, atribuyéndosele a Monago, Esperanza Aguirre… y hasta Rajoy. Tampoco me libré. Ayer, en torno a las previsiblemente últimas migas de la temporada, en relación al postDianas Laborales[1], un amigo, progresista hasta la médula, me asignó el significado poético. ¡Uf! ¡Ya empezamos otra vez! Pensé. 

Si eres follower de este blog, sabrás de mis colores políticos, reconociéndote que en este cambio de época que nos toca vivir, camino entre ideas conservadoras y progresistas, que para mí son caras de una misma moneda, a lo yin yan. Como escribo en el perfil de Facebook: ¡Un caos mental! Por un lado, creo que el respeto a las tradiciones y a determinados valores es lo que ha posibilitado que el ser humano haya llegado hasta hoy (otra cuestión es si nos merecemos el puesto que nos auto-asignamos en el ranking de especies de la Tierra). Sin embargo, por otro lado y poniendo tierra de por medio con el concepto “laissez faire” del liberalismo económico, con el que no comulgo mucho, estimo que también tengo que estar continuamente abierto al progreso, al cambio social y a las transformaciones económicas, políticas e intelectuales que fluyen por doquier, como la propia Vida.

Lo anterior trae la consecuencia que en las tertulias políticas, a veces mis amigos íntimos conservadores me tachen de progresista y los que cultivan el progresismo, me tilden de conservador, “sino” que asumo con deportividad. En lo que a las amistades liberales se refiere, que las hay, sólo me dicen aquello de que “me tienen que echar de comer aparte”. Evidentemente, asignarme el mote “verso suelto” lo entiendo, pero no estoy de acuerdo, ni tampoco me considero “verso libre”, porque me gusta ajustarme a rimas y medidas, siempre, claro está, que éstas respeten los derechos fundamentales y la justicia las envuelva. Por tanto, ni suelto ni libre, sólo caminante en el camino (fuente de la imagen: sxc.hu).
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Dianas Laborales. 2014. Sitio visitado el 16/03/2014.