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Tal y como les trasladé por correo electrónico a todos y
todas, no es el momento de rasgarse las vestiduras por el funcionamiento corporativo o enfrentarse cual Quijote a Molinos de Viento[5]. El duro camino que nos queda no es otro que convencer perennemente a los distintos agentes que los profesionales independientes también
saben hacer las cosas bien y si hace falta cambiar las estructuras
corporativistas, presumiblemente elitistas, desde las bases, pues habrá que
intentarlo, pero amedrentar al presunto mesbón o a la conjetural pánfila de
turno, porque sí, sin más, no es inteligente ni ético. La propuesta defendida por D. Enrique Sanjuan, de criterios
de asignación relacionados con la especialización, la catalogo interesante.
En mi caso, cuando preparo la documentación, aunque las corporaciones en las
que me encuentro integrado no me lo piden, me preocupo de realizar una síntesis
de aquellos sectores en los que, por mi preparación universitaria y mi
experiencia práctica, me considero experto o especializado.
Desconozco qué
información finalmente le llega al titular del Juzgado (en algún caso la corporación
de turno me ha dicho que lo que había entregado no sirvió de nada, puesto que ellos incorporaban los datos a la intranet y no existía espacio para esa clasificación pretendida), pero creo que
se debería trabajar en esa línea. Coincido con Sanjuan en parte de su argumento, pero también
habría que escuchar las lamentaciones de aquéllos que perciben otra cosa en la calle sectorial. Por
ejemplo, lo mismo que nadie se cree que de un día para otro Bárcenas se
encuentre con un mínimo de 54 millones de euros en Suiza, explicando ante el
Juez que se debe a su buen hacer en los negocios, cuesta entender que de un día
para otro, representantes y exrepresentantes de corporaciones, asociaciones y
otros entes, pasen de cero a seis concursos cada uno en la provincia, con “suculentos”
aranceles[6], mientras
otros administradores concursales malviven con un procedimiento de persona física
durante años, costándoles dinero en la mayoría de los casos.
Estimo que esa especialización a la que hace mención Su
Señoría, debería complementarse con otras acciones en la línea del argumentario
de la, por ahora, nonata plataforma comentada en el segundo párrafo de este
post, como es codificación, normalización, transparencia y profesionalización en la confección de las listas
por las distintas corporaciones. En cuanto a la discrecionalidad en la elección,
la aplaudo y la defiendo, pero si, por ejemplo, el auto de designación incluyera
la argumentación o razonamiento acerca del perfil seleccionado, es decir la
motivación judicial, reforzaría ante la opinión pública y las partes la imagen de
seriedad y garantía que el proceso concursal contiene per se. En fin. Don Enrique: Transparencia, Especialización, Discrecionalidad y Motivación; por ese orden (Fuente de la imagen: sxc.hu). Post publicado también en el sitio "Administración Concursal", con el título "Transparencia, Especialización, Discrecionalidad y Motivación". Imagen incorporada con posterioridad; fuente: derGestalterCottbus en pixabay.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Pánfilos y mesbones. 2013. Sitio visitado el 24/09/2013.
[2] Recio, Javier. Un concurso que todos quieren ganar. Diario Sur. 2013. Sitio visitado el 24/09/2013.
[3] SanJuan, Enrique. ¿Críticas o dudas? Diario Sur. 2013. Sitio visitado el 24/09/2013.
[4] Diario Sur. El Ayuntamiento crea un comité de expertos sobre impuestos sin contar con los consumidores en el mismo medio. Sitio visitado el 24/09/2013.
[5] Les recordé que ya en 1999 formé parte de una candidatura a un colegio profesional, que perdió por presuntos amaños de votos y falsificaciones de la otra - consultar hemerotecas - y al final la junta electoral tomó una decisión: ¡Menuda Quijotada!
[6] Sin contar los asignados a sus socios y colaboradores.