Fuente del dibujo: elaboración propia |
Cuando, obligado por las circunstancias profesionales, iba a decidirse, se le
cruzó a la abogada un business center en pleno Teatinos (Ciudad de la
Justicia), a un paso de los juzgados y ¡Sólo tenía que coger un autobús! Pero
lo más sorprendente de todo fue ¡Su precio! Igual que el cubículo del
polígono. En síntesis: la más cara la que tenía que ser más asequible. Me alegro mucho por ella y no entiendo cómo un servicio de
ayuda al emprendedor salga más caro que un alquiler privado puro y duro. Así nos va y todos tan panchos: el pueblo tiene que pagar lo que decía el político que no iba a costar nada, siendo enchironado por coger una gallina para comer y los de siempre se van de rositas mientras roban a mansalva. Esa es
la historia de Antonia y aquí te la he contado, en esta mañana de domingo.