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Fuente de la imagen: Victoria_Borodinova en pixabay |
Ayer tocó recoger las notas del querubín, que me ha puesto el listón bastante alto (y si las comparo con las mías a su edad, ni te cuento). En fin. Eran otros tiempos, lo sé. Al menos, de aquellos polvos... al día de hoy puedo seguir trayendo carne a casa vía lo laboral (mañana no lo sé), pero a esta infancia y juventud actual, por muy bien que aprovechen la oportunidad que tienen en el cole ¿Qué futuro les deparará? Esa reflexión estuvo en la cabeza toda la tarde, fastidiando el trabajo y el estudio. Actúan algunos “expertos” en temas laborales como si fueran adivinos, pronosticando perfiles profesionales del mañana:
branders, comunitys, coaches… y hasta “agentes del talento”, a lo
brokers de competencias, leo por ahí. Pues ya que estamos en plan nigromante, me lanzaré a esa piscina de "videncias" en directo y te diré que no estoy muy convencido de esas futuristas actividades.
Y no digo que no ¡Si será por decirlo! Pero me da en la nariz que con esto de la escasez de recursos, superpoblación en algunas zonas del globo terráqueo, reducción de la natalidad en otras… como no aparezcan nuevas fuentes de energía baratas y sanas y cambiemos el chip consumista y belicista por un progreso sostenible en lo económico y un desarrollo armónico en lo social, tocará volver a economías tradicionales, similares a la Edad Postindustrial, con mercados muy localizados, donde en el mejor de los casos, los perfiles enumerados en el párrafo anterior convivirán con usos, costumbres y oficios primarios: zapatero/a, costurero/a, ganadero/a, agricultor/a… y quién sabe si hasta la misma nigromancia tiene cabida (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Victoria_Borodinova en pixabay.