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Fuente de la imagen: Alexas_Fotos en pixabay |
Parece mentira que con la que está cayendo desde hace años en mi ámbito territorial de actuación y todavía existen directivos que para sacar a sus empresas de sus crisis particulares, no hacen sino aplicar una y otra vez manoseadas y gastadas recetas, aprendidas en las dispendiosas instituciones educativas a las que asistieron, agarrándose al método del caso, que caso omiso hace de la cruda y otrora inimaginable realidad actual.
Ayer, escuchaba a Antonio charlar con un grupo de estas antaño “estrellas” de la dirección y la gestión, alumnos aventajados de onerosos programas intensivos. Desmontaba con infinita paciencia una a una las defendidas estrategias empresariales de los participantes, soportadas en herramientas presuntamente revolucionarias y realmente trasnochadas, a lo mismo perro con distinto collar.
No me sorprendió la convulsa orientación que argumentaba el ponente, basada en la evidencia de la realidad, es decir, abriendo sus mentes a esos nuevos discernimientos y clarividencias que pululan en el enrarecido ambiente económico y social, gestionando mediante la continua absorción de conocimiento que emana de la práctica en directo y, en menor medida, de la relativa experiencia acumulada en el corto plazo.
La evidencia como máxima, autosugestión y confianza en la toma de decisiones que el cambio de época demanda. Gracias, Antonio, por la invitación a ese elegido foro de aprendizaje (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Alexas_Fotos en pixabay.