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Fuente de la imagen: archivo propio |
Ayer, en una sesión de trabajo sobre Orientación laboral, con un grupo de quince personas de diecinueve a veintidós años, reflexionábamos sobre la importancia de mantener un mismo discurso curricular en cada uno de los soportes de difusión, se encuentren éstos en papel o telemáticos. También, comentamos la importancia de las relaciones, sean tradicionales o virtuales, así como de las investigaciones que los ofertantes de empleo realizan, cada vez con más frecuencia y método, en las redes sociales virtuales sobre el perfil del candidato. Hoy seguiremos con el conclave de conocimiento, estudiando cada uno de los historiales confeccionados por los participantes. El mensaje que intento trasladarles es que obligado por el avance de las telecomunicaciones, la crisis y la evolución de la propia Sociedad, las técnicas de confección de los currículos también han cambiado.
Me centré en la importancia de trabajar continuamente tu historial como si fuera, nunca mejor dicho, la marca profesional de cada candidato, utilizada tanto en el entorno físico o tradicional, como en el ecosistema virtual. Evidentemente, esta marca no surge de la noche a la mañana, sino que se va construyendo desde el inicio del itinerario formativo y así durante todo el camino en la Vida, por lo que tan importante es recoger y vender bien la última experiencia laboral como la primera imagen colgada en la red donde aparezco etiquetado. Por tanto, todo lo que hago o dejo de hacer influye en mi marca profesional, así que deberé prestar atención al camino y a sus piedras, no mentir en la información que se edita y publica y estar presente en redes como Linkedin o Facebook. Es más, podría ser sospechoso no estar en Internet (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: archivo propio.