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Después de las preceptivas presentaciones, me confesó que el motivo de la hora de la cita, después de la sobremesa, era porque siempre que la agenda se lo permite, disfruta de una siesta de unos veinte minutos, preguntándome si yo tenía esa, según él, sana costumbre. No tengo ese hábito y me gustaría, porque lo de sana no sólo lo dice mi interlocutor.
Parece que dormir un breve tiempo después del almuerzo es bueno para el cuerpo y para la mente, por lo que viene fenomenal para la productividad, ya que mejora el descanso de la noche. Lo que no me cuadra es que si la costumbre se encuentra arraigada en ciertas regiones de mi país: ¿Cómo es que no somos más productivos de lo que nos dicen que somos?
¿O es que sin la siesta seríamos todavía menos productivos de lo que somos? Reitero: con la información que dispongo, no me encaja esa afirmación. Seguiré investigando. En fin. Si puedes, recarga pilas este fin de semana (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: archivo propio.