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Antes de pasar al “pero”, te diré que ya en 1993 y
1994, con motivo de la elaboración de un proyecto de inversión de Lejías Continental, presentado al IFA (hoy Agencia Idea), en el que la industria se
trasladaba de su ubicación tradicional, en el Camino Olías (Málaga, España), a
la actual, en el Polígono El Viso (Málaga, España), el equipo que tuve el gusto
de coordinar ya puso encima de la mesa propuestas de primera mano relacionadas
con el Project Management Body of Knowledge (PMBOK), surgido unos años antes (1987). Y por resaltar otro momento, viajo hasta el periodo
2002-2004, en mi estancia en la entidad del sector agroindustrial, Agrícola Virgen de la Oliva (ver post “Si viene el vino, viene la vida”[1]), aunque en este
caso, ya sea por falta de tiempo y de recursos en la implantación de esta metodología, para
mí los resultados fueron parciales o relativos.
No obstante, posibilitó un
cambio de enfoque empresarial y cooperativo, con fuerte connotación en economía social, del que todos los participantes fuimos en mayor
o menor medida responsables. Pero (primer “pero”) como casi todo en esta vida, el PMBOK
no es la panacea que todo lo arregla, lo mejora, lo ordena o lo proyecta en una
empresa o institución. Sin ir más lejos, ya está un poco remoto el nacimiento
del PMI ¿1969? como dirección de proyectos y bajo las premisas de “mandar y vigilar”,
si bien en la última década esta perspectiva afortunadamente ha virado hacia el
arquetipo de “catalizador” y de “aprender haciendo”.
Pero (segundo “pero”) desde hace unos años, al abrigo del avance
tecnológico y programático y bajo la nomenclatura de “métodos ágiles”, surgen otros enfoques organizativos y de dirección
de proyectos, consiguiendo cierto crédito en las distintas comunidades consultoras globales, regionales y locales y que algunos defensores del PMI presuntamente ningunean, cuando no
los ignoran directamente. Te enumero unos cuantos: Adaptive Software Development
(ASD), Agile Unified Process (AUP),
Crystal Clear, Essential Unified, Process (EssUP), Feature Driven Development
(FDD), Kanban, Open Unified Process (OpenUP), Scrum, Método de desarrollo de
sistemas dinámicos (DSDM)…
Cierto que existen coincidencias de los métodos
anteriormente enumerados con el PMI, pero también diferencias, importantes
diría, más bien en el estadio mental del enseñador, prosélito o conceptualizador, en la diatriba que la dirección de proyectos no debe
hacer proyectos por sí (PMI), sino para que éstos puedan ser ejecutados por
personas, por el equipo, al fin y al cabo. Mi impresión es que los defensores
del PMI parecen priorizar los procesos sobre las personas y la metodología ágil
hace prevalecer a las personas, el equipo, a los procesos. En fin. Despunta el alba de este primer martes de noviembre, donde se fraguará la política estadounidense de los próximos cuatro años, y no quiero alargar aún más el ya largo post.
En resumen,
el PMI tiene su ganado espacio en la dirección de proyectos, pero no es la fórmula
magistral, ni mucho menos definitiva, dependerá del caso, del enfoque y de las personas. Te dejo un vídeo con una exposición sobre metodología PMI, subido a Youtube por eoimedia, del ingeniero aeronáutico Adriano Coronel Granados, director comercial del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y coordinador de programas project management
de EOI (fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: geralt en pixabay.