Fuente de la imagen: archivo propio |
Interpretando la definición de la RAE[1], a la CBI[2] y a Haag Herbert[3], el año sabático era una costumbre agrícola muy respetada y permitía dejar la tierra sin trabajar para su reposición, en barbecho, después de 6 años consecutivos de cosecha. Actualmente, se denomina año sabático al período de tiempo en el que una persona decide dedicarlo completamente a intereses personales, dejando a un lado sus responsabilidades laborales y/o académicas. Con la que está cayendo y un contacto me comentaba ayer su
decisión de tomarse un periodo sabático. Quiere cargar pilas, descansar largo y
tendido y regenerarse en su actividad profesional, para reinsertarse con más ganas
y ánimos. Inquirí sobre si lo había pensado bien. Me recordó lo que había
ejecutado ejecuté hace unos años, cuando llamó a
la puerta la paternidad en el sentido literal y decidí reducir sustancialmente
lo laboral, profesional, empresarial e institucional. Ahora que recuerdo, él
fue uno de los pocos que me apoyó. Evoco que a algunas amistades y familiares no se los expliqué
bien o no lo quisieron entender, porque expresaron que no era precisamente el momento
por la carga familiar, tachándome de cabeza loca. Reconozco que hubo lapsos en los que dudé y otros en los
que los fantasmas de no tener trabajo me visitaban y lo pasé "regulín", pero si
lo tienes claro y debidamente programado, superas los miedos.
Al final, me comí los ahorrillos y me endeudé un poco. Bajé
el pistón de lo profesional, pero sin perder el contacto, dedicándome a
trabajos puntuales relacionados con la reorganización y la docencia. Te adaptas
al presupuesto que hay y descartas o pospones gastos e inversiones que no son
imprescindibles. En el año 2007 costó un poco retomar la velocidad de crucero
en lo empresarial, puesto que estábamos a las puertas de esta crisis que hoy nos ahoga, pero mereció la pena el periodo dedicado a los primeros años
de vida del querubín y a la familia, disfrutando de instantes inolvidables y de valor incalculable. No sé si tuve suerte o no (creo que en el relativo éxito influyó
bastante una planificación previa), pero si tuviera que recorrer ese camino de
nuevo, lo volvería a transitar si se dieran los requisitos y condiciones
mínimas, tanto en lo económico como en lo social y emocional. En lo laboral volví a darme cuenta de lo prescindibles que
somos y que sólo puede permanecer cierta relativa "imprescindibilidad" en cuanto
a la forma de ser como personas, según me reconoció posteriormente un exjefe que volvió a ofrecerme trabajo (Gracias). Por lo demás, la vida sigue su curso.
Estos años de premeditada baja actividad laboral también posibilitaron como un crecimiento
interior y un cambio o modulación exterior. Ahora que lo pienso, realmente de sabático
tuvo poco, puesto que no solo me ocupé de aspectos espirituales y físicos (adelgacé
unos cuantos kilos), sino de regeneración de perspectivas profesionales, práctica en esto de Internet y las Redes Sociales (buena prueba es el martilleo blogosferico que te propino desde 2003) y estudio del futuro laboral y empresarial que nos iba a deparar, conocimiento que posteriormente permitió volver a retomar la senda del trabajo, reduciendo el riesgo al desastre. Por otro lado, aspectos como recrearse en las tareas domésticas (me
encantaba preparar los potitos, llevar y recoger de la guardería, escuchar
despertarse de la siesta…), leer o pasear son tremendamente positivos. En resumidas cuentas, si lo tienes claro y puedes, adelante,
pero programándose adecuadamente y disfrutando cada momento como si fuera el
último de tu vida. Finalmente, recuerda que el sol vuelve a salir cada día (fuente
de la foto: elaboración propia).
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[1] Real Academia de la Lengua (RAE). Año sabático.
[2] Confederation of British Industry survey, 2005.
[3] Herbert Haag (Hrsg.). Bibel Lexikon. Benziger, Zürich 1982.