Fuente de la iamgen: Peggy_Marco en pixabay |
Lo dice la experiencia: las prisas son malas consejeras. Si lo anterior te absorbe, al final consigues un arreglo que no satisface a nadie y que te genera un preocupante riesgo en la ejecución del acuerdo, un dañino resentimiento en una parte, la otra o las dos, que impedirá nuevas acciones comerciales, y, en síntesis, la quiebra de la confianza y el respeto que profesabas a tu interlocutor.
Al igual que lo apuntado por los autores en el artículo de referencia, intento tener el siguiente hábito: pedir opinión a otras personas de mi confianza; rogar la crítica de las distintas alternativas previas; y trabajar de forma continua en una estructura negociadora basada en la confianza, la responsabilidad y el sólido vínculo emocional (composición de imagenes-gratis.com). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Peggy_Marco en pixabay.
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[1] Jeff Weiss, Aram Donigian y Jonathan Hughes. Extreme Negotiation. Harvard Business Review. 2010. Sitio visitado el 04/08/2011.