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No me gusta que si no se sabe o no se puede contestar, se diga el consabido “Sin comentarios”. Si no se está al corriente o no es posible argumentar, hay que explicarlo en un segundo, por deferencia al periodista y, sobre todo, a la audiencia. Otro desliz que se comete es aquello de “el maestro Liendre, de todo sabe y de nada entiende”, es decir, responder a cuestiones sobre las que sencillamente, se desconocen sus respuestas, porque no se es versado en los temas tratados. Lo que más me fastidia es que se especule o, peor aún, se mienta descaradamente. Lo mejor es hablar claro, con verdades como puños, porque aunque te expliques mal, el público y tú mismo en el futuro, te lo agradecerán.
Como decía mi madre, "las mentiras tienen las patas muy cortas" y a medio y largo plazo son dañinas, puñeteras, y destruyen la reputación y la vida social de las personas. Cuando estoy en entrevistas mix, procuro declarar en seguida, en un periquete, como diría un extinto familiar, y si no puedo atender bien al medio, prefiero declinar la conversación. También me gusta saber a qué público me voy a dirigir, no por hipocresía, sino porque entiendo que el mensaje debe ser adaptado a cada audiencia en particular (dibujo de imagenes-gratis.net). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.