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En este último día del mes, y apenas unas horas después de la euforia por el dato de crecimiento de la economía en EEUU, la desconfiada Wall Street entró en barrena, una vez conocida la caída del consumo en septiembre, consecuencia de la extinción de las ayudas para adquirir automóviles. A primeros de octubre, se escribía en The economist, After the storm[1], que la economía mundial está lejos de regresar a su actividad “normal” anterior a la crisis, debido a que las tasas de desempleo siguen creciendo y la capacidad de producción está bajo mínimos.
Asimismo, los estímulos económicos de los gobiernos son medidas temporales que no evitan el crecimiento de las deudas ni refuerzan la capitalización de las entidades financieras, lo que impedirá recuperar la “normalidad” de la economía. Todavía no se vislumbra un panorama claro sobre qué rumbo tomará la economía mundial en los próximos meses. El empresario sigue nervioso y pide al gobierno “normalidad”, es decir, un poco de equilibrio y de pronóstico.
El articulista escribe dos teorías para esa “normalidad” demandada: la primera va en la línea que el crecimiento recuperará el ritmo que tenía antes de la crisis, pero sin tomar ningún máximo excéntrico. La segunda en el sentido que el crecimiento permanecerá por debajo de los niveles anteriores y con débiles registros de inversión, empleo y productividad. Así que olvídate de la “normalidad” que teníamos antes y ve pensando en otra “normalidad” (imagen de muchosgifs.com). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: geralt en pixabay.
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[1] A “new normal” for the world economy. After the storm. The new economic landscape will be grim unless policymakers act to foster growth. The Economist. 2009.