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Hasta ahí todo aparentemente normal, al estilo de los preliminares de la CCM, que luego acabó en intervención. Donde me desoriento es cuando leo referencias del tipo que se necesitaría ayuda pública, que si amenazas, que si exigencias… Si Cajasur está mal pues que pase como con CCM y no se cargue a una entidad presuntamente saneada con el presunto enfermo, ni se dañe más a ese enfermo con rumores y quimeras. Si no está mal pero no tan bien como para exigir, pues a buscar puntos de encuentros de forma discrecional o de puertas para adentro. Si está bien o puede salvarse por sí sola o con un poco de ayuda, pues adelante[2].
Pienso que las fusiones y absorciones pueden ser una salida o un avance, dependiendo del sector o del ámbito territorial, pero lo que me hace sentir inseguridad es cuando la administración pública, de cualquier signo político, está detrás, porque los intereses del proyecto en concreto no tienen por qué ser totalmente coincidentes con los intereses de los políticos[3]. Y si a este cocido andaluz de verano, le añadimos los intereses religiosos, a modo de guindilla, pues… explosivo puede salir. Al final, los últimos, una vez más, serán los colaboradores, clientes y deudores de las dos entidades, porque la Política y el Capital decidirán ¿de forma salomónica? Que tengas un proactiva semana.
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[2] En mentideros de buena tinta escucho que su plan de reestructuración o saneamiento estaba surtiendo efecto. Si eres un asiduo y sufridor lector de este blog, sabrás por otras notas mi opinión.
[3] Sí, es una triste perogrullada u obviedad lo que he escrito, pero es el mismo escenario que tristemente se repite una y otra vez.