Si eres uno de los sufridores lectores de este sitio, sabrás mi relación con la uva y la aceituna o, lo que es lo mismo, con sus apreciados productos: vino y aceite (ver post: Si el vino viene, viene la vida). Recientemente, leí en la prensa que Hojiblanca, que comercializa los vinos de Tierras de Mollina, producidos por la cooperativa Virgen de la Oliva, ha renovado su vino blanco y ha lanzado dos tintos jóvenes (Diario SUR), así que, imaginarás, ayer compré un Montespejo 2008.
He conocido tres envases distintos de este vino y me gustó lo nueva botella, hasta parecía que el vino tenía más sabor, más moscatel, más doradilla, más brillo, más flores. Pero lo que más me ha gustado es la homogeneización del diseño con otros productos de la cooperativa: tinto y roble. Las noticias o los periodistas, como suele suceder, queriendo o sin querer, distorsionan la información, ya sea en origen o en el camino, ya que los tintos jóvenes no han sido lanzados ahora, sino que existían con anterioridad; lo único que se ha cambiado es el traje. En todo caso, les deseo la mejor de las suertes comerciales (imagen de la nueva botella de Montespejo).