Recuerdo haberme acercado, en compañía de algún familiar, a la carretera que unía Sevilla con Ronda, entre los diez y doce años, para ver el paso de la Vuelta Ciclista a España y conseguir una gorra u otro escaso souvenir del momento. Después de una caravana de multicolores coches, pasaban los ciclistas en rota hilera de bicicletas. Me sonaban los nombres de Ocaña, Fuente y, más tarde, Eddy Merckx. Décadas después, fui fan de Indurain y otros tantos, pero nada de ir a la carretera a verlos, sino a través de la tele. Ayer disfruté con Allberto Contador por varias razones, desde que me di cuenta que su segundo apellido coincide con mi primero, hasta el importante éxito en el Tour de Francia, pasando por la situación de equipo bastante sensible que ha sufrido (el enemigo en casa, dicen). Es un rollo eso de que te hagan la cama en tu propia casa o empresa. Felicidades, Alberto (imagen de la Wikimedia Commons).