viernes, 11 de julio de 2008

¿Vale la pena la RSC?

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Llevo unos meses sin leer sobre responsabilidad social corporativa (RSC). O no he prestado atención a las fuentes de información que frecuento, o ya no es un tema tan prioritario, debido a la recesión económica, el hartazgo del concepto, la caradura de muchos de los presuntos advenedizos expertos, con sus presuntos "no tan éticos" negocios en RSC, desde implantación hasta formación, pasando por creación de sellos o certificaciones, cada vez más estrambóticos, al abrigo, o con el consentimiento, de la desinformada administración pública de turno, sea ésta local, regional, nacional o, incluso, internacional, da igual, que, con las prisas de apuntarse a lo último, libera fondos a diestro y siniestro sin tener, en muchos casos, la más mínima idea del asunto. No todo es barro. Hay personas (consultores, empresarios, funcionarios), informados, concienciados, que creen y trabajan en esto de la RSC, pero, en mi opinión, son pocos los que todavía intentan realizar un trabajo decente, proactivo, siendo perjudicados y fagocitados por las chapuceras acciones del resto.

Hasta en la revista MITSloan, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), se preguntan si vale la pena esto de la ética - Does Being Ethical Pay? – Parece que se realizaron investigaciones con los consumidores y éstos se mostraron dispuestos a pagar algo más por productos elaborados de forma ética y sólo comprarían bienes que no habían sido fabricados éticamente, si se les ofrecía descuento. Otra conclusión fue que no es imperioso que las empresas logren una perspectiva absolutamente ética para conquistar a los consumidores. Si las compañías invierten sólo un poco en producir bienes éticamente, imagino que dejando a un lado parte de la burocracia certificadora, los compradores las recompensarán, tanto como a las empresas que ahonden más en este sentido. Existe un "pero" o un aviso: si bien una fabricación ética puede conllevar incremento de ventas, no todos los consumidores se sienten fascinados por el enfoque productivo-comercial; algunos optarán por un menor precio, aunque el producto se haya fabricado sin seguir modelos éticos (logo del MIT, fuente. Wikimedia commonns).