domingo, 14 de diciembre de 2025

Historias y Vino del Bierzo: Una Tarde con Amigos

Fuente de la imagen: Pittacum. Sitio vinopost (M. Velasco, 2024)
La velada en casa de Lola y Antonio (M. Velasco, 2025)[1] fue un ejercicio de maridaje entre la tradición del vino del Bierzo y la agudeza del ingenio popular en el relato de historias. El anfitrión, con su habitual gracia, presentó el vino tinto Pittacum (M. Velasco, 2024)[2], un monovarietal Mencía que, solamente con verlo en la copa, prometía la nobleza de la tierra que le da vida. Su color cereza intenso y el sutil ribete violáceo reflejaban la madurez de las uvas centenarias de la Denominación de Origen Bierzo, invitando a la primera incursión olfativa. En nariz, se desplegaba con una elegante complejidad: ráfagas de fruta negra, notas especiadas de la crianza en roble y un fondo que recordaba al tabaco y a la mineralidad de los suelos. Al probarlo, la sensación fue de una textura untuosa y densa que llenaba la boca, con taninos bien integrados y una acidez refrescante que le confería un largo y sabroso recorrido. El Pittacum es una expresión concentrada de la Mencía que demanda reflexión, acompañante para una conversación profunda y con sabor a tierra. Mientras degustábamos este néctar, la atmósfera se cargó de expectación al ceder la palabra a Antonio, quien se disponía a narrar una de sus historias predilectas que le conté hace más de una década, un relato sobre el valor de la experiencia frente a la superficialidad del análisis.

El cuento que trajo a colación, la fábula del asesor, el pastor y las ovejas (M. Velasco, 2014)[3], encajó con la filosofía que parecía emanar de cada sorbo. La historia del individuo consultor, vestido de punta en blanco y armado con su tecnología última generación, que llega al prado para decirle al humilde ovejero cuánto lanar tiene, a cambio de llevarse un cordero, es una crítica a la consultoría descontextualizada. La moraleja, con el remate genial del ganadero, que le traslada al analista: "Usted llegó sin ser llamado, me dijo algo que yo ya sabía y encima pretende cobrar por ello... ¡Y devuélvame mi perro!", resonó en el porche con una carcajada unánime. Había una verdad innegable en el relato, una defensa de la sabiduría del terreno, de la gente que conoce su "saber hacer" a través de la experiencia y no por un software. En ese momento, el Pittacum, con su carácter forjado por la paciencia y el conocimiento ancestral de los viticultores del Bierzo, se sintió como el contrapunto al supuesto experto tecnológico. Tarde de disfrute, donde la elegancia y la complejidad del vino se realzaron con la sencillez y la verdad de un relato atemporal, recordándonos que las mejores cosas —ya sea un vino o una lección de vida— suelen provenir de la autenticidad y el conocimiento profundo, no de las prisas o el superficial análisis de datos.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2025). Tilenus y el Alacrán: La Nobleza de Persistir. Sitio visitado el 14/12/2025.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2024). Pittacum. Sitio vinopost. Visitado el 14/12/2025.
[3] Velasco-Carretero, Manuel (2014). ¿Cómoorrrrr? Sitio visitado el 14/12/2025.