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Dice Mínguez que cuando se es víctima de las agendas ocultas, se pueden seguir los siguientes caminos: ignorarlas, si sus efectos son limitados o afectan a una pequeña parte del equipo y, en todo caso, cuando se prevé que van a tener una vida breve, combatirlas en silencio, basando el contraataque en relaciones interpersonales que aíslan al componente del equipo protagonista de la agenda. Racionalizar la situación, apelando al sentido de madurez del equipo para no dejarse influir por emociones negativas de una parte de sus miembros, pero siempre con alusiones impersonales a las agendas ocultas; cartas boca arriba, eso es, desvelar públicamente las operaciones de acoso y derribo, estrategia que debe reservarse para momentos de clara superioridad y tiene la desventaja de herir el amor propio de quien va a perder. Mi amigo Antonio, psicólogo y especialista en gestión de personas, recomienda, por nuestro bien, reducir al máximo las hojas de las agendas ocultas y si se pueden erradicar, mejor. Que tengas una productiva semana (foto de la decoración de un escenario infantil, elaboración propia). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.
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Mínguez Vela, Andrés (2001). Gestión de personas en la nueva economía. ESIC Editorial.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2007). La máscara veneciana. Sitio visitado el 14/07/2008.