domingo, 27 de enero de 2008

Diálogos con Abul-Beka

Varias veces te he hablado escrito en este sitio de mi tardía incorporación al colegio y las dificultades de adaptación a los métodos de enseñanza tradicionales. Todavía percibo en mi mente los golpes de la vara de avellano de D. Manuel (ver post El maltrato profesor-alumno). En la superación de esos obstáculos, me ayudaron personas queridas, como mis amigos de la adolescencia y un reducido, pero influyente, manojo de buenos docentes. El alba de esta fría mañana de domingo, me ha hecho recordar a mi profesor de dibujo de primero de bachillerato: Cayetano Arroyo de Flores.

Te contaré una de las muchas enseñanzas que recibí de este ser, con semblante de Jesús de Nazaret. Un día de mis catorce años, estaba sentado en mi pupitre del instituto, dibujando un avión en una cuartilla y, francamente, me sentía satisfecho con el resultado. Llega Cayetano, mira el dibujo, me mira a los ojos y me dice:“Manuel, ¿para estas cosas has venido a esta vida? Puedes hacerlo mucho mejor”. Y siguió su camino. De entre sus libros, el más conocido es “Diálogos con Abul-Beka”[1]. Del ejemplar que una amiga me regaló en el año 2003 (Editorial Sirio, S.A.), te transcribo su prólogo:

“Un día de los muchos días que llenan esta existencia mía, cuyo nombre es Cayetano, dije: Voy a materializar mi Esencia para que otras Esencias veladas a su vez en los papeles que les ha marcado la Escuela Planetaria Tierra, puedan recordarse a sí mismas y tomen conciencia de Ser por encima del ego, del deseo y del cuerpo que les ha dado la vida. Fue entonces cuando deseé crear una forma de transmitir y un estilo. La mano del Azar puso ante mi el nombre de Abul-Beka, poeta elegíaco que nació y murió en Medina Runda y que es famoso por su “Elegía a la caída del Islam”. Fue entonces cuando creé la trama adecuada y puse en boca de este personaje todo aquello que mi Esencia debe decir para estos tiempos... 

Así nacieron “los Diálogos con Abul-Beka”. Aquéllos que sepan trascender los nombres y los lugares quizás estén más cerca de Mí, y como al aire fresco de la sierra me podrán respirar más puro. Aquéllos que aún miran más los signos y las formas que toma el Espíritu, sus nombres y sus ritos, que al Espíritu mismo, siempre estarán enfrentados “consigo mismo”, y por tanto con la mayoría de aquéllos que les rodean; porque aún no saben ver lo que lo Une todo, y sólo ven la Ignorancia que es la que separa al hombre del hombre.” Gracias, Cayetano. (Imagen de la portada del libro).
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[1] Arroyo Flores, Cayetano.  Diálogos con ABul BEka. Editorial Sirio. 1985.